El cáncer de útero, ya muy ramificado, postraba a Eva. Debió permanecer en la residencia en los primeros días de octubre. Celebró el cumpleaños de Perón el 8, pero no pudo asistir a la Editorial Peuser el 15, al presentarse la primero edición de "La razón de mi vida".
Llegó el 17, cuya celebración se haría para ella. La plaza estuvo más concurrida y embanderada que nunca y Eva permaneció en el balcón vestida de negro, con un aspecto de extrema fragilidad. Se cantaron el himno nacional y la marcha peronista. Espejo le hizo entrega de la "Distinción del Reconocimiento de Primera Categoría" y Perón de la "Gran Medalla Peronista en Grado Extraordinario". Luego, conmovida, Eva se abrazó estrechamente a su esposo, rompiendo en llanto.
Perón habló primero: "Nunca podría haberse resuelto un homenaje más
justiciero, más hondo y más honorable que esta dedicación del 17 de octubre
a Eva Perón. Ella no es sólo la guía y la abanderada de nuestro movimiento,
sino que es también su alma y su ejemplo. Por eso, como jefe de este Movimiento
Peronista, yo hago pública mi gratitud y mi profundo agradecimiento a esa
mujer incomparable de todas las horas" (17). Después hizo un largo elogio
de la acción de Eva: su labor junto a los sindicatos, en la Secretaría, la
Fundación y la creación del Partido Peronista Femenino.
Eva lo escuchó en silencio: nunca Perón la había alabado tanto. El llanto volvió a quebrarla durante algunos instantes. Al fin, cuando pudo recomponerse, comenzó su discurso: "Mis queridos descamisados: es este un día de muchas emociones para mí. Con toda mi alma he deseado estar con ustedes y con Perón en este día glorioso de los descamisados. Yo no podré nunca faltar a esta cita con mi pueblo de cada 17 de octubre.
Yo les aseguro que nada ni nadie hubiera podido impedirme que viniera, porque yo tengo con Perón y con todos ustedes, con los trabajadores, con los muchachos de la CGT, una deuda sagrada: a mí no me importa si para saldarla tengo que dejar jirones de mi vida en el camino.
Duración:
4 minutos |
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17 de Octubre de 1951. Espejo condecora a Evita. Discurso de Perón y Eva Perón. |
"Tenía que venir y he venido para darle las gracias a Perón, a la CGT, a los descamisados y a mi pueblo (...). Y tenía que venir para decirles que es necesario mantener, como dijo el general, bien alerta la guardia de todos los puestos de nuestra lucha, No ha pasado el peligro. Es necesario que cada uno de los trabajadores argentinos vigile y no duerma, porque los enemigos trabajan la sombra de la traición, y a veces se esconden detrás de una sonrisa o de una mano tendida (...). Yo les pido hoy, compañeros, una sola cosa: que juremos todos, públicamente, defender a Perón y luchar por él hasta la muerte.
Y nuestro juramento será gritar durante un minuto para que nuestro grito lIegue hasta el último rincón del mundo: La vida por Perón". La multitud coreó largamente la consigna y, al hacerse silencio, Eva pudo continuar: "Yo les agradezco, por fin, compañeros, todo lo que ustedes han rogado por mi salud. Se los agradezco con el corazón. Espero que Dios oiga a los humildes de mi Patria, para volver pronto a la lucha y poder seguir peleando con Perón, por ustedes y con ustedes, por Perón hasta la muerte. Yo no quiero ni quise nada más para mí. Mi gloria es y será siempre el escudo de Perón y la bandera de mi pueblo y aunque deje en el camino jirones de mi vida, yo sé que ustedes recogeran mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria.
Duración:
5 minutos |
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17 de Octubre de 1951. Composición de Leonardo Favio en: Perón,
Sinfonía del Sentimiento. |
“...Yo no quiero ni quise nada más para mí. Mi gloria es y será siempre el escudo de Perón y la bandera de mi pueblo... | Audio Discurso del 17 de octubre de 1951 Eva Perón |
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"Yo sé que Dios está con nosotros, porque está con los humildes y desprecia la soberbia de la oligarquía. Por eso, la victoria será nuestra. Tendremos que alcanzarla tarde o temprano, cueste lo que cueste y caiga quien caiga. "Mis descamisados: yo quisiera decirles muchas cosas, pero los médicos me han prohibido hablar. Yo les dejo mi corazón y les digo que estoy segura, como es mi deseo, que pronto estaré en la lucha, con más fuerza y con más amor, para luchar por este pueblo, al que tanto amo, como lo amo a Perón.
Y les pido una sola cosa: estoy segura que pronto estaré con ustedes, pero si no llegara a estar por mi salud, cuiden al general, sigan fieles a Perón como hasta ahora, porque eso es estar con la Patria y con ustedes mismos. Y a todos los descamisados del interior, yo los estrecho muy cerca de mi corazón y deseo que se den cuenta de cuanto los amo" (17). Después, agotada, rompió a llorar nuevamente y se abrazó a Perón. Había sido una especie de despedida, aunque aún volvería una vez más a esa plaza y a ese balcón.
Notas
13- Borroni y Vacca, Op.Cit. pags. 264/265.
14- Ibid. pag. 266.
15- Ibid. pag.267.
16- ibid. pag. 268.
17- Navarro, Op.Cit. pags. 284/285/286.