(1) La revancha

Ingenuo, Lonardi creía posible eliminar los "aspectos corruptos" del régimen respetando las conquistas obtenidas por los trabajadores durante los años precedentes. No habría, pues, "ni vencedores ni vencidos". Pero la "Libertadora" no se había hecho para eso y el revanchismo no se haría esperar.

Figura 1:
 
En una actitud que se repetiría en el futuro, la clase media argentina daría rienda suelta a su odio antiperonista. Fueron la más eficaz herramienta de la oligarquía para el consenso social que todo golpe de facto necesita.


En el mes de octubre el presidente debió crear una Comisión Investigadora para esclarecer las irregularidades reales o supuestas que se hubieran cometido durante el régimen depuesto. Al mismo tiempo se producían innumerables detenciones de personas vinculadas al peronismo y los sindicatos eran asaltados por civiles armados, con apoyo de fuerzas navales.

 

Figura 2:
 
El cándido Lonardi.

En noviembre Lonardi fue desplazado por Aramburu, decidido partidario de llevar a cabo una radical "desperonización" del país: había que borrar todo vestigio de ese "mal sueño", extirpándolo de la memoria de los argentinos. Se intervino la CGT y se disolvieron los partidos peronistas, incautándose sus bienes. Idéntica suerte corrió la Fundación Eva Perón, no obstante no hallarse irregularidades en el manejo de sus fondos.

Duración: 4 minutos
 
 
La fiesta del odio. La Hora de los Hornos, Grupo de Cine Liberación.

Mientras se perseguía, aprisionaba e inhabilitaba a cientos de dirigentes y militantes peronistas, se procuraba eliminar todo cuanto se relacionara con el período pasado. "En los días que sucedieron a la caída de Perón, se destruyeron estatuas, fotos e insignias partidarias, se hicieron enormes fogatas con libros, folletos y documentos peronistas, con sábanas, mantas y muebles de la Fundación Eva Perón porque tenían el escudo de la institución (...) El afán por borrar todo vestigio de peronismo llego a tal extremo que la casa que poseía Evita fue destruida por ser de ella y hasta el hermoso Palacio Unzué en el que vivieron Perón y Evita -residencia oficial de los presidentes argentinos- fue arrasado" (6).

Figura 3:
 
Dirigentes sindicales con Lonardi. Entre su ministro de Trabajo, Luis B. Cerrutti Costa y su edecán el mayor Juan F, Guevara: R. Colacce (secretario general de la UOM), Framini (lentes oscuros) y en el extremo derecho Vandor.

En marzo de 1956 se dictaría el absurdo decreto prohibiendo el uso de insignias o símbolos peronistas, la tenencia de fotografías o retratos de Perón y Eva, y hasta la sola mención de sus nombres, así como de las expresiones "peronismo", "justicialismo" y ''tercera posición".

Figura 4:

Rápidamente los marinos cambiaron los nombres de los buques "Eva Perón" y del crucero "17 de octubre" por el de Uruguay y General Belgrano respectivamente.

Los efectos personales, prendas de vestir y otras pertenencias de Perón y Evita fueron expuestas públicamente. Con sus joyas se organizó una subasta: acabaron vendidas, desmontadas y en manos de la oligarquía, contrariando la voluntad por ella expresada en su testamento... 

Duración: 40 segundos
 
 
Locura antiperonista. Por los malos recuerdos históricos que provoca, la dictadura ordena la demolición de una joya arquitectónica: la Residencia Presidencial.
 
Figura 5:

Locura antiperonista. En su afán por hacer desaparecer de la memoria del pueblo los símbolos del peronismo, los “libertadores” se encontraron con una difícil tarea: los bustos de Eva y Perón en la cima del Aconcagüa.
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