Tragarse el sapo 

Escrito de Juan Perón

Cuando se vino encima la fecha fijada para el comicio presidencial, ya los más inteligentes se daban cuenta claramente, que ganaría el que nosotros apoyásemos. No podríamos presentarnos pero podíamos decidir quien ganase. Bueno, con éste y otros motivos, tuvimos varias visitas en Santo Domingo. Algunos llegaban movidos por un sincero propósito de olvidar diferencias y trabajar hacia un futuro de libertad y democracia. Muchos de nuestros antiguos adversarios estaban profundamente decepcionados del movimiento "Libertador" de su patria. 

Teniamos un decisión muy difícil por delante. Si nos absteníamos o votábamos en blanco, dejábamos el camino abierto a los "candidatos" de la dictadura militar. Si apoyábamos alguno de los candidatos de los partidos minoritarios, que la revolución había permitido presentarse, para "hacer número" y darle un barniz de legalidad al acto, corríamos el riesgo de entregar nuestro caudal, a quienes una vez en el poder, podían ser nuestros enemigos. 

Una decisión difícil. Realmente. En esto, jugó un papel decisorio, el grado de confianza que nos merecía la personalidad, del hombre que auspiciaba la candidatura del doctor Frondizi. El señor Frigerio, era el principal asesor del candidato de la U.C.R.I. 

Un hombre que había sido nuestro adversario, pero que proponía un olvido de agravios y una marcha hacia el futuro en una Política Nacional. Sin persecusiones ni revanchismos. 

Cuando faltaban pocos días para el acto electoral, enviamos nuestra determinación a los compañeros. La directiva de apoyo a Frondizi, fue transmitida por nuestra propia gente. 

La clase trabajadora, dando una ejemplar demostración de disciplina partidaria, votó masivamente por nuestro candidato, dándole el triunfo en todo el país y sin perrder un solo distrito electoral. 

La totalidad del Senado y las dos terceras partes de la Cámara de Diputados fueron para la U.C.R.I. Bueno, para cerrar esta etapa, debo agregar que, posteriormente, cuando ya la revolución había tenido que "tragarse el sapo" de entregar el gobierno, el señor Frigerio cumplió con su palabra. Tuvimos la satisfacción de que se nos permitiese trasladarnos a residir en España. 

Y no sólo eso, al cabo de un tiempo pudimos tener nuestra propia casa en Madrid y vivir en relativa paz. En esto también intervino Frigerio.

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