La penetración imperialista

Escrito de Juan Perón

Con el juego del dominio de Estados Unidos, nadie duda ya en estos tiempos que el imperialismo norteamericano, después de contribuir a la destrucción del Imperio Btritánico, ha tomado el mando de anglosajonismo. Desde la terminación del Primera Guerra Mundial, ha venido recurriendo a un expansionismo permanente, manifiesto más claramente después de la Segunda Guerra , por una ocupación militar como una penetración económica. Sería largo historiar el desenvolvimiento de estas actividades en el mundo, pero para nuestro objetivo, es suficiente con mencionar la situación actual, producto de los acontecimientos.

En lo concerniente a la corrupción militar al entrar el año 1968, Estados Unidos tiene esparcidos por el mundo más de un millón de soldados: 350.000 en Europa; 500.000 en Vietnam del Sur; 40.000 en América Central y Sur; 50.000 en Corea del Sur; 40.000 en el Japón. Fuera de esto Washington ha firmado acuerdos bilaterales con42 países y mantiene “consejeros militares” en 32, ha establecido grandes bases con sus guarniciones correspondientes en 20 naciones diferentes y sostiene una cifra muy elevada –se calcula en 3.000- de minibases esparcidas por todo el mundo de acuerdo con sus compromisos en la O.T.A.N., y en la S.E.A.T.O. La  V y VII flotas, con sus dotaciones humanas, constituyen sus puntales en el Mediterráneo y el Pacífico respectivamente. Muchas otras fuerzas, encubiertas con los nombres de “boinas Verdes”, “cascos azules”,etc.

Se encuentran instalados en Suez, Congo, Chipre, Bolivia.etc.

Colateralmente a la ocupación militar, dirigida por el Pentágono bajo cuya conducción y mando están muchas fuerzas de ocupación, los capitales realizan su expansión económica y financiera, copando las fuentes de riqueza de los diversos países con la ayuda de “gobernantes” proclives, previamente colocados allí por el propio imperialismo, algunas veces como “dictaduras militares democráticas” aunque tengan necesidad de asumir la suma del poder público. Y de poco han valido hasta ahora los reclamos de los patriotas y los mercaderes por la debilidad de sus naciones y sus intereses: la penetración sigue imperturbable su marcha.

Los pretextos para la entrega han sido muchos y muy variados: algunas veces se la cubre con el desarrollo, otras con la ayuda para el progreso, también con la privatización de las empresas estatales, a veces con el aporte de capitales o las inversiones extranjeras, etc. Pero, aunque los pretextos pueden ser muchos, nadie se engaña con la verdadera causa y si la abyección no está en el imperialismo que, al fin y al cabo cumple sus objetivos, recae infamantemente en los que, teniendo la responsabilidad de los destinos nacionales son capaces de traicionarlos.

No digamos tampoco que esto es nuevo: se lo viene practicando hace ya más de veinte años, en todas partes,, con los mismos trucos, ante la pasividad culpable y consciente de los responsables y la ruina progresiva de las naciones que llegan a caer en las redes de la conquista y en las trapisondas delictivas de los que la hacen posible.

No es que, como algunos creen y otros sostienen, sea tan difícil escapar a la trampa tendida por la expansión imperialista, hacia la cual nos impulsa la necesidad o la pobreza.

Cuando estas cosas suceden es que media invariablemente el deseo de lucro de los personeros de la entrega, comúnmente encubiertos y disimulados tras un título de “economistas”. Ellos son los que reciben los beneficios porcentuales, en tanto los países son comprados con promesas tan abultadas como el pretendido valor del dólar que las paga comparado con el de las  caquecticas monedas vernáculas. Cuando esto se produce nada escapa ya a la trituradora de la explotación, porque los intereses creados comienzan también a hacer lo suyo a través de los intereses personales, las presiones foráneas, las conveniencias políticas o las necesidades sociales de las que pocos se ocupan con sinceridad.

JUAN DOMINGO PERON

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