En febrero de 1944 los miembros del GOU acordaron la disolución de la logia, quedando liberados de los compromisos contraídos. Ramírez, en la certeza de que su situación se volvía precaria, exigió la renuncia del ministro Farrell. Pero poco después recibí a la visita de los comandantes de guarniciones, que le solicitaban su propia dimisión.
El presidente aceptó renunciar, cediendo "ante la imposición de la fuerza". No resultaba conveniente que la renuncia tuviera ese carácter, por lo que el mismo Perón redactó un nuevo texto, que Ramírez se avino a firmar: "Fatigado por las intensas tareas de gobierno que me exigen tomar un descanso, en la fecha delego el cargo que desempeño en la persona del excelentísimo señor vicepresidente de la Nación, general de brigada don Edelmiro J. Farrell". Con el acceso de Farrell al gobierno, la influencia de Perón crecía: fue designado ministro de Guerra.
Duración:
3 minutos |
|
Los militares y Evita. Reconstrucción del film Juan y Eva, de Paula de Luque. |
Poco más tarde el depuesto Ramírez difundía un nuevo documento, haciendo
conocer las verdaderas circunstancias de su abandono del cargo. Perón contraatacó:
envió al coronel Peluffo a recorrer las guarniciones del interior, portando
un compromiso escrito en el que se afirmaba que Ramírez había dejado de ser
el jefe de la revolución de junio, correspondiendo a Farrell ocupar su lugar.
Asimismo los firmantes se comprometerían a cumplir las órdenes del nuevo ministro
de Guerra.
Dentro del gabinete, sin embargo, Perón hallaría un duro opositor: el ministro del interior, general Perlinger. Se trataba de un nacionalista tradicional, que miraba con desconfianza creciente los contactos del coronel Perón con políticos y gremialistas. Concebía la Revolución juniana como una gesta militar "químicamente pura" y estimaba que las "ambiciones de su colega de gabinete acabarían por distorsionarla.
La Secretaría de Trabajo y Previsión y el Consejo Nacional de Posguerra. |
Audio Reportaje a Juan Perón Por Tomás Eloy Martinez. Duración: 7:00 minutos |
|
No era, por lo demás, el único reticente frente a la apertura hacia el sindicalismo propiciada por Perón. Pero en el mes de junio la situación haría crisis, definiéndose a favor del coronel: Perlinger abandonó su cartera y se alejó, quejando el ministerio en manos del contralmirante Tessaire.