El año 1949 marcaría la concreción de la reforma constitucional. El viejo texto de 1853 constituía la expresión jurídica del viejo país liberal, cuya caducidad resultaba cada día más evidente. Era otra la sociedad argentina y otra la forma de hacer política, a partir de la irrupción de las masas populares en ese ámbito. El peronismo iba burlando en la práctica y definiendo en la doctrina un nuevo papel del Estado, así como un concepto diferente de la solidaridad y la justicia social.
“...Dejé mis sueños en los caminos para velar el sueño ajeno. Agoté mis fuerzas físicas para reanimar las fuerzas del hermano caído...” |
Audio Mensaje de fin de año de 1948. Eva Perón |
|
Por lo demás, aún la oposición política no podía dejar de admitir que la Constitución de 1853 estaba desactualizada por el mero transcurso del tiempo: había en ella normas y disposiciones arcaicas y en desuso. Ambas razones -filosóficas y prácticas- fueron tenidas en cuenta por Perón al definir la necesidad de la reforma.
En efecto, en su mensaje al Congreso de 1948, el presidente había dicho: "La Constitución no puede ser artículo de museo que, cuanto mayor sea su antigüedad, mayor es su mérito, y no podemos aceptar sin desmedro que en la época de la navegación estratosférica, que nos permite trasladarnos a Europa en un día, nosotros usemos una Constitución creada en la época de la carreta, cuando para ir a Mendoza debíamos soportar un mes de viaje". (1).