La actividad gremial demandaba a Eva gran parte de su tiempo. "En términos generales, el trabajo gremial de Evita consistía en recibir a delegaciones de obreros, servir de intermediaria para la obtención de servicios sociales o reivindicaciones, a veces tomar parte en las negociaciones de contratos colectivos de trabajo, sobre todo a partir de 1948, y siempre que Perón no pudiera estar presente, representarlo en actos organizados por la CGT o cualquier sindicato.
En estos casos, Evita iba acompañada por el edecán de turno, que era en realidad el representante requerido por el protocolo, pero mientras él permanecía silencioso, la que pronunciaba los discursos en nombre de Perón era Evita". (9).
Generalmente, recibía las delegaciones obreras por la mañana. A veces venían del interior para asistir a algún congreso sindical y simplemente le traían su saludo. Pero en ocasiones buscaban su intermediación en algún conflicto referido a cuestiones salariales, condiciones de trabajo o normalización del gremio.
También solían invitarla a la inauguración de obras sindicales a las que Eva había prestado su apoyo, o para que asistiera a un congreso. Ella se multiplicaba para cumplimentar la mayor parte de esos compromisos. Cuando se aproximaban fechas como el 1° de mayo o el 17 de octubre, las delegaciones se hacían más numerosas, porque muchos dirigentes llegaban a Buenos Aires para asistir a los actos organizados por la CGT.
En oportunidades, llegó a recibir cerca de cuarenta delegaciones en un solo día. Las entrevistas solían realizarse en el salón de audiencias del Ministerio -la "Secretaría" para Eva- con la frecuente asistencia del ministro Freyre y otros funcionarios. También acostumbraban estar presentes los directivos de la CGT.
No era raro que, convenientemente asesorada, Eva interviniera directamente en la negociación de los convenios colectivos, destrabándola cuando se presentaba especialmente conflictiva: tenía intuición, velocidad para entender y sentido práctico, y los obreros podían considerarla una aliada. Ella misma reconocía que no siempre se situaba en el punto de equilibrio: "Casi siempre para mí la justicia está un poco más allá de la mitad del camino... ¡Más cerca de los trabajadores que de los patrones! " (10).
Los miércoles por la tarde Eva acompañaba a los miembros de la conducción de la CGT a la Casa de Gobierno, para mantener una entrevista semanal con Perón. A veces iban también delegaciones de ciertos gremios, a plantear problemas específicos. Tanto cuando permanecía en Buenos Aires como en sus viajes al interior, Eva visitaba fábricas para tomar contacto con los trabajadores en forma más directa.
El objetivo inicial de la actividad gremial de Eva había sido constituírse en un vínculo entre los trabajadores y Perón: el más directo posible. Sin embargo, pronto se advirtió que su iniciativa personal superaba ese propósito: " ... demostró pronto tener un talento inusitado para sus tareas gremiales. Disfrutaba enormemente de lo que hacía; el tiempo no transcurría cuando estaba reunida con delegaciones gremiales; era eficiente; no le importaba repetir una y otra vez que era necesario producir más o que el Plan Quinquenal debía cumplirse y sus auditorios respondían a sus exhortaciones con demostraciones de entusiasmo.
Además, su trabajo tenía resultados provechosos para Perón. A través de sus contactos diarios con los gremios, Evita iba conociendo a dirigentes intermedios que se postulaban como peronistas y que ya en 1948 son los candidatos que Perón apoya para reemplazar a los líderes sindicales con tendencias autonomistas. En momentos en que subsistían todavía numerosas disenciones entre los partidarios del gobierno, Evita impedía que las divisiones se hicieran más profundas". (11).
Duración:
1 minuto |
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Testimonio de su modisto y amigo Paco Jamandreu
sobre el cambio de imagen de Evita luego de su viaje a Europa.
Del documental Décadas. Idea y guión Roberto Vacca y Otelo Borroni,
1986
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Por lo demás, y desde el punto de vista de los trabajadores, Eva era un reaseguro para soslayar la burocracia. El apoyo de Perón, su acceso directo a las autoridades y su ímpetu personal podían sortear cualquier obstáculo: si un gremio necesitaba organizarse rápidamente o requería la puesta en vigencia de un convenio, nadie mejor que ella para acelerar el trámite: "...a partir de 1948, tanto la CGT como numerosos dirigentes sindicales y sobre todo las bases, actúan como si las conquistas que obtienen se debieran fundamentalmente a la cooperación de Evita. Se sienten representados y defendidos por ella. Es su mediadora, su 'plenipotenciaria' como muy pronto se llamará a sí misma" (12).