(1) El Plan de estabilización

Año aciago el de 1952 para la revolución nacional conducida por Perón. El vigoroso proceso transformador iniciado en 1945 parecería ingresar en un cono de sombras del que ya no lograría emerger del todo. Por un lado, las serias dificultades económicas ya referidas -expresadas en la aceleración de la inflación y las crecientes penurias del sector externo- obligarían, desde principios de año, a la adopción de un conjunto de severas medidas restrictivas encaminadas a disminuir el consumo, incrementar el ahorro y exportar más.

Figura 1:

“...Los ingenieros y arquitectos de la Fundación proyectan sobre mis grandes planes... pero después yo pongo en cada obra todo eso que ellos no vieron. Sobre todo al principio me costaba hacerles entender que los hogares de la Fundación no eran asilos... que los hospitales no eran antesalas de la muerte... que las viviendas no debían ser lugares para dormir sino para vivir alegremente... No era culpa de ellos que no me comprendiesen de primera intención. Durante cien años el alma estrecha de los ricos, para acallar la voz de la conciencia, no concibió nada mejor que tratar a los pobres con migajas de limosna. Limosna eran no solamente las monedas miserables y frías que los ricos dejaban caer sobre las manos extendidas de los pobres. Limosna eran también los asilos escasos que construyeron con las sobras de alguna herencia multimillonaria...” (La razón de mi vida)
Figura 2:

En los barrios humildes se vivía con profundo dolor la enfermedad de Evita. Los ruegos por su pronta recuperación se multiplicaban en innumerables procesiones y altares.

Fue el denominado "Plan de Estabilización", que recogía gran parte de las recomendaciones efectuadas por Gómez Morales y su equipo desde el año anterior. El plan fue relativamente exitoso y pudo concretar buena parte de sus objetivos de corto plazo, merced al sólido consenso de que gozaba el gobierno y a la activa participación popular en su aplicación.

Figura 3:

Ruegos en los barrios obreros por la salud de Eva.
Figura 4:

“...Todo en la "obra social" del siglo que nos precedió fue así: frío, sórdido, mezquino y egoísta...
En cada asilo de la oligarquía se pinta de cuerpo entero el alma explotadora de una raza humana que felizmente morirá este siglo, víctima de su propio orgullo, de su propio egoísmo.
Los niños que "ellos" intentaron "salvar", no olvidarán jamás que "ellos" fueron sus verdugos.
"Ellos" los hicieron "comunistas" poniéndoles un uniforme gris, dándoles de comer un solo plato, cerrándoles todas las puertas de la dicha humana, de la simple dicha que es tener un hogar o una imitación del hogar por lo menos. Ellos crearon el "comunismo" el día que englobaron a todos los pobres del mundo bajo el rótulo común de chusma. Ahora se dan cuenta del error. Pero es tarde...” (La razón de mi vida)

Sin embargo sirvió para marcar ciertas limitaciones difíciles de superar y el ímpetu transformador evidenciado en la economía en los primeros tiempos pareció haberse agotado. Sólo reaparecería parcialmente en algunos objetivos del Segundo Plan Quinquenal; referidos a motorizar el desarrollo de la industria pesada.

Duración: 1,50 minutos
 
 
Mensaje de Eva Perón desde su lecho de enferma, agradeciendo a su pueblo las masivas movilizaciones contra el golpe del Gral. Menéndez.
Figura 5:

Procesión popular en un barrio obrero de Buenos Aires: “Dios te salve Evita”.
Figura 6:

“Con sangre o sin sangre la raza de los oligarcas exploradores del hombre morirá sin duda en este siglo... Y morirán también todos los conceptos que ellos crearon en la estrechez del alma que llevaban dentro ¡si es que tuvieron alma!
A mí me ha tocado el honor de destruir con mi obra algunos de esos viejos conceptos.
Por eso mis "hogares" son generosamente ricos... más aún, quiero excederme en esto. Quiero que sean lujosos. Precisamente porque un siglo de asilos miserables no se puede borrar sino con otro siglo de hogares "excesivamente lujosos". (La razón de mi vida)

Y sería el año de la muerte de Evita. Su ausencia significaría, para el movimiento popular, una pérdida irreparable. De allí en más nada podría sustituir su mística y su fervor. Ningún mecanismo burocrático sería capaz de reemplazar su infatigable actividad al frente de la Rama Femenina o la Fundación. Y más aún: el mismo Perón, sin ella a su lado, iría dando la creciente impresión de ser un hombre, fatigado, abrumado en parte por la pesada tarea de conducir la revolución.

Figura 7:

Grupo de escolares pidiendo por la salud de Evita.
Figura 8:

“Sí. Excesivamente lujosos. No me importa que algunas "visitas de compromiso" se rasguen las vestiduras y aun con buenas palabras me digan:
- ¿Por qué tanto lujo? O me pregunten casi ingenuamente:
- ¿No tiene miedo de que al salir de aquí estos "descamisados" se conviertan en "inadaptados sociales"? - ¿No tiene miedo que se acostumbren a vivir con ricos? No, no tengo miedo. Por el contrario; yo deseo que se acostumbren a vivir como ricos... que se sientan dignos de vivir en la mayor riqueza... al fin de cuentas todos tienen derecho a ser ricos en esta tierra argentina... y en cualquier parte del mundo. El mundo tiene riqueza disponible como para que todos los hombres sean ricos. Cuando se haga justicia no habrá ningún pobre, por lo menos entre quienes no quieren serlo...¡Por eso soy justicialista!” (La razón de mi vida)

No por nada el pueblo la lloraría hasta las últimas lágrimas. No por nada la oligarquía festejaría silenciosamente su desaparición, con una indefinible sensación de alivio. No sería del todo el mismo país, el que emergería tras el largo paréntesis del luto y el duelo popular.

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