(1) El país de luto

"Cuando a las 21.10 todas las radios del país anunciaron que a las 20.25 Eva Perón, 'Jefa Espiritual de la Nación', había fallecido, fue como si una gran tiniebla descendiera en todos lados. Cerraron los cines, los teatros y todos los espectáculos; los restaurantes y confiterías detuvieron sus tareas o entornaron las puertas.

Figura 1:

Farolas de la ciudad lucen crespones negro de duelo.

Las radios empezaron a transmitir música fúnebre. Al día siguiente, esas reacciones espontáneas se disciplinarían y harían uniforme el aire de todo el país: durante tres días, el paro decidido por la CGT convirtió a las ciudades en desiertos (...) Ningún argentino que en 1952 haya tenido más de ocho años de edad olvidará nunca aquellas lúgubres semanas de julio y agosto.

Figura 2:
 
Eva Perón ilustra una serie de tapas de revistas de la época.

En la memoria colectiva quedan esas interminables jornadas de música solemne, cines y teatros cerrados, llovizna sobre las calles vacías, las vidrieras de los negocios a oscuras, sin transportes colectivos y casi sin automóviles particulares.

Figura 3:

Niños depositando una corona en una de los miles de santuarios que surgían espontáneamente en todos los barrios del país.

Y las colas de gente atravesando cuadras y cuadras del centro de Buenos Aires (...) Ese recuerdo permanece como una marca de luto que desde luego no todos compartieron, pero que todos los argentinos, de una punta a otra del país, vivieron como una experiencia ineludible, fraguada en la sustancia con que los grandes acontecimientos comunes marcan la vida de los pueblos y jalonan el transcurso de sus lustros" (1).

Figura 4:

Estampilla postal emitida en el segundo aniversario de la muerte de Eva Perón.

Los párrafos precedentes pertenecen a Félix Luna, historiador poco favorable al período y el personaje aquí evocados. No obstante, no dejan de reproducir con fidelidad el clima que envolvió el país durante aquellos días que siguieron a la muerte de Eva. Si es cierto que las medidas oficiales entendieron ese clima, imponiéndolo a quienes estaban lejos de compartirlo, también lo es que aquello fue una inmensa manifestación de dolor popular.

Figura 5:

Retratos de Evita se erigieron en las principales plazas del país.

Sincero, espontáneo, desgarrador, inundándolo todo y sobreponiéndose al ceremonial. Nadie podría haberlo planificado ni hubiera sido necesario hacerlo. Claro está que no era unánime: las reacciones frente a la muerte de Eva dividían a los argentinos tal como había sucedido durante su breve e intensa vida política.

Figura 6:

Volante del Segundo Plan Quinquenal.

Eva no había sido patrimonio de todos: los trabajadores y los humildes, que la idolatraban, la lloraban porque sabían que perdían con ella a su mejor intérprete, su nexo más directo con el gobierno.

Figura 7:

Los homenajes a la abanderada de los humildes se multiplicaban en todo el país.

La oligarquía, que la había excecrado, no ocultaría su alegría y su alivio: ya no tendría que soportar a esa mujer de palabra incendiaria, impetuosa y arbitraria, que era para ella uno de los aspectos más irritantes del régimen.

Duración: 2 minutos
 
 
La muerte de Eva Perón. Comunicado y primeras disposiciones. Del documental Evita Inmortal!.

Esas reacciones, aunque intuitivas antes que razonadas, no dejarían de mostrarse justificadas por la realidad. A partir de la muerte de Evita, el impulso de la revolución pareció marchitarse.

Figura 9:

Caravana de autos con ofrendas florarles dirigiéndose al Congreso de la Nación. Debieron importarse flores de otros países ante la interminable demanda.

No puede imputarse enteramente a su ausencia: ya se ha señalado que surgían inconvenientes de diverso orden -especialmente económicos- que obstaculizaban el rumbo emprendido, exigiendo una drástica profundización del mismo o bien una corrección que implicaría la desaceleración del proceso transformador.

Figura 10:

"Es necesario que los hombres y mujeres del pueblo sean siempre sectarios y fanáticos y no se entreguen jamás a la oligarquía.
No puede haber, como dice la doctrina de Perón, más que una sola clase: los que trabajan.
Es necesario que los pueblos impongan en el mundo entero esta verdad peronista.
Los dirigentes sindicales y las mujeres que son pueblo puro no pueden, no deben entregarse jamás a la oligarquía." (Mi mensaje)


Pero lo cierto es que, sin Eva, la clase obrera pareció perder peso en la estructura de poder: el vínculo directo y dinamizante que ella había encarnado fue sustituido por una dirigencia sindical crecientemente burocratizada.

Figura 11:

Un grupo de personas conversan debajo de la figura de Eva Perón en Plaza de mayo.

Dentro del frente nacional representado por el peronismo, parecieron ganar ascendiente los elementos más conservadores. Y el mismo Perón ya no fue el mismo sin ella: aunque retomara pronto su ritmo habitual de trabajo, quienes lo trataban de cerca no dejarían de advertir un creciente desánimo y una notoria fatiga en el presidente.

Figura 12:

Fotografía de Evita dedicada al Sindicato Peronista de Jubilados.
"Yo no hago cuestión de clases. Yo no auspicio la lucha de clases, pero el dilema nuestro es muy claro: la oligarquía que nos explotó miles de años en el mundo tratará siempre de vencemos.
Con ellos no nos entenderemos nunca, porque lo único que ellos quieren es lo único que nosotros no podremos darle jamás: nuestra libertad." (Mi mensaje)

Gómez Morales señalaría este aspecto: "A partir de la muerte de Evita yo noté un gran cansancio en Perón. Recuerdo que a fines de 1952 íbamos a lanzar el plan económico y necesitaba que el presidente leyera el texto que yo había preparado. Sin embargo, hubieron de pasar varios días para que lo hiciera. Su edecán, el mayor Renner, me decía 'haga un escrito de pocas páginas, diez como máximo' porque costaba retener la atención del presidente.

Pasaba casi todas las tardes en Olivos o en la residencia, viendo películas o charlando. Indudablemente, había un proceso de agotamiento en él, una tendencia a escaparle al trabajo. Años antes, no tenía ningún problema para ver papeles y discutir con él..." (2).

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