(3) La dignificación Social

Sin embargo este proceso de autodeterminación popular debía estar precedido de una dignificación social. El capitalismo y su ideología individualista había provocado la exclusión de los pueblos de las decisiones políticas y la explotación brutal y la postergación de los trabajadores, que eran tratados prácticamente como animales sin derechos sociales ni políticos.

La dignificación social y la restauración de los derechos políticos, era el paso previo e imprescindible para la organización política de los trabajadores.

Cualquier organización política popular debía pasar previamente por un proceso de justicia social y de dignificación de esas clases postergadas y olvidadas. Recuperar el sentido de dignidad y solidaridad de los trabajadores era el paso previo para su organización política. No era solamente un acto de solidaridad cristiana, era un acto profundamente anticolonialista y revolucionario.

Este proceso de dignificación social comenzó a ser desarrollado por el Coronel Perón desde la Secretaría de Previsión. Significó la implantación de los derechos negados a los trabajadores.

El problema de las dirigencias y el tiempo histórico

Sin embargo la falta de comprensión estratégica de sus proyectos empezaría a provocar sucesivas crisis entre los dirigentes que lo acompañaban coyunturalmente. Ante los giros coyunturales que Perón proponía muchos seguirían de largo y terminarían enfrentándolo. Sus compañeros del ejército serían la primera de estas crisis dirigenciales. No vieron en la dignificación social una herramienta de construcción de poder político. No creían en el pueblo como protagonista y alentaban un desarrollo económico independiente como herramienta fundamental de soberanía política.

Perón empezaba a comprender que debería pelear no solamente con los enemigos naturales que ejercía su acción política, sino también con el tiempo histórico que le tocaba vivir. A veces la miopía histórica, o las agotadas virtudes de la democracia demoliberal burguesa o la metodología de análisis del marxismo, se presentaban profundamente arraigadas entre los sectores dirigentes de la comunidad argentina.

Nace un líder

Sin embargo más allá de las dirigencias, el Coronel encontraría en los humildes, en los trabajadores, en lo que piensan con el corazón, la base de su fuerza. Su forma de llevar adelante ese proceso de dignificación humana desde la Secretaría de Previsión Social, le permitió la conquista del corazón de su pueblo. Ellos vieron en él no a un político sino a un líder, un hermano que los convocaba para resolver una reparación histórica.

No prometía nada, no le hablaba al ciudadano distante, simplemente convocaba a sus compañeros a la defensa de esos derechos que imponía con su acción desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, derechos que les pertenecían y que les habían sido negados.

17 de octubre de 1945.
La euforia popular se desplomó sobre la bucólica Buenos Aires. “¡Sin galera y sin bastón / los muchachos de Perón”.

No había en el Coronel el acto de desdén de la caridad oligarca. Todas las conquistas sociales que fue llevando adelante eran simplemente actos de justicia.

Al caer preso por la incomprensión política de sus antiguos compañeros y las presiones de la oligarquía, los trabajadores se movilizaron para rescatar a quien los había reconocido por primera vez en la historia como los verdaderos protagonistas.

El 17 de octubre de 1945 ese pueblo dignificado salió a la calle y a la historia, a recuperar a su hermano, a su compañero.

Fue simplemente un acto de lealtad.

Daniel Di Giacinti

 

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