Ya han transcurrido varios meses desde el acceso al poder del justicialismo y la acción del gobierno se percibe, principalmente en el aspecto social. El 30 de noviembre de 1973 Perón anuncia un incremento del 30 por ciento sobre los haberes jubilatorios, que se hará efectivo a partir del 31 de diciembre. En el área de vivienda –donde existía un déficit de 1.600.000 unidades a mayo de 1973 -se ha dado impulso a diversos planes. El Plan Alborada -para familias de escasos recursos- ha significado ya 4.600 unidades terminadas y otras 24.000 en construcción.
El Plan 17 de octubre lleva ya cerca de 17.000 viviendas construidas y otras 76.000 en ejecución. El Plan Eva Perón -para grupos familiares de bajos recursos con terreno propio- ha posibilitado la construcción de12.000 casas. En total, se han superado las 200.000 unidades, entre obras concluidas, en ejecución o aprobadas.
El primero de los planes mencionados comprende la planificación de varios complejos habitacionales destinados a la erradicación de villas de emergencia y reubicación de sus pobladores. En el aspecto sanitario -otra de las prioridades del gobierno- se da especial importancia a la tarea de prevención.
Se llevan a cabo actividades de saneamiento y vacunación en zonas carenciadas y villas de emergencia, así como en comunidades rurales. Se instala una planta piloto para la obtención de vacunas, un laboratorio de microbiología y un centro de sangre destinado a la producción de hemoderivados y gammaglobulina.
Se dispone la creación de una carrera sanitaria y se otorgan más de 4000 becas para capacitación de personal del área de salud. Asimismo, se dispone un censo de profesionales, técnicas y auxiliares. Se lanza un programa de lucha intensiva contra el mal de Chagas en las zonas endémicas y otro de erradicación del Paludismo. También se intensifica la educación sanitaria, incorporando contenidos específicos en los programas de las escuelas primarias y secundarias.
Tampoco se descuida la acción de gobierno en materia de deportes y recreación, especialmente dirigida a niños y jóvenes. Se han impulsado los campeonatos infantiles "Evita" y juveniles "Argentina Potencia". Se han refaccionado las piletas de Ezeiza y -en el aspecto turístico- se han rehabilitado los complejos de Chapadmalal y Embalse Río Tercero.
A través de la Dirección Nacional de Emergencia Social, se presta apoyo a los pobladores de zonas afectadas por inundaciones y nevadas, mediante la entrega de ropa, víveres, medicamentos y materiales de construcción. Se aprueba la Ley de Jardines Maternales zonales y se disponen raciones alimenticias para 100.000 niños en edad escolar.
“Nosotros queremos que esa abundancia de que goza un gran sector de población pueda llegar a todos los argentinos -dirá Perón-. En un país como el nuestro, donde la naturaleza nos brinda de todo, es inconcebible que pueda haber miseria y dolor, sin que la comunidad se preocupe por dar soluciones”.
Esa acción social del gobierno, que siempre ha caracterizado al justicialismo, se ve acompañada por el apoyo entusiasta de la gente. El advenimiento del gobierno popular ha creado una mística de participación y solidaridad, que se traduce en diversas armas de trabajo comunitario.
Sectores de la militancia juvenil, organizaciones barriales, sindicatos, etc., aportan contingentes de trabajadores voluntarios que se ocupan de refaccionar escuelas y hospitales, o de mejorar las condiciones habitacionales en villas de emergencia. También hay una activa participación en tareas vacunación y alfabetización en zonas rurales y barrios carenciados.
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Fragmento del discurso, transmitido por cadena nacional, del Presidente Teniente General Juan Domingo Perón, frente a los 118 gremios confederados de Argentina, en el Salón de Actos Felipe Vallesse, sede Central de la CGT. Presentes: Ministro de Trabajo Ricardo Otero, Ministro de Bienestar Social, Jose López Rega, SEcretario general de la CGT Adelino Romero . En el evento, el 13 de diciembre de 1973, el entonces Presidente reflexionó sobre el aumento de ingresos al país, gracias al sector manufacturero. Salarios y precios. Paritarias. Etc. |
En el mes de octubre de 1973 se había concretado un operativo conjunto de efectivos del Ejército y militantes de la juventud peronista, para prestar auxilio a zonas de la provincia Buenos Aires afectadas por inundaciones. Esa acción -que se denominó "Operativo Dorrego"- fue muy publicitada y, con toda probabilidad, causó disgusto en los mandos de la fuerza.
No podía ser de otro modo, si se tiene en cuenta que los sectores juveniles que intervinieron en esas acciones eran los que aparecían públicamente identificados con "Montoneros" y estaban "bajo sospecha" de infiltración en el peronismo.
Ese disgusto militar lesionó la autoridad del comandante, general Carcagno, y no dejó de ser percibido por Perón, empeñado como estaba en mantener las relaciones entre el gobierno y las Fuerzas Armadas en un marco de relativa armonía. Por lo demás, la gestión de Carcagno -según muchas opiniones- aparecía politizando en exceso al Ejército.
En el esquema de equilibrio político que buscaba articular Perón, el papel asignado a las instituciones militares era el de un profesionalismo comprometido con el respeto al orden institucional, poco compatible con "caudillismos" internos.
Lo cierto es que en el mes de diciembre un coronel cercano al comandante, que había participado en la organización del operativo, no recibió su promoción al generalato a pesar de la recomendación favorable de Carcagno. Poco mas tarde, este último pasaba a retiro y era reemplazado en el cargo por el general Leandro Enrique Anaya, quien le segura en orden de antigüedad y estaba sindicado como un estricto profesionalista.