La organización se expandía como una mancha de aceite en todo el país. Delegadas y subdelegadas recorrían todos los rincones, trabajando con energía y enfrentando, en muchos casos, la desconfianza del Partido Peronista Masculino: su dirigencia no aceptaba fácilmente la independencia de las delegadas, que solamente acataban las directivas de Eva.
"Esta, por su parte, encontraba tiempo para seguir paso a paso sus actividades, donde quiera estuviesen. Exigía informes periódicos, necesitaba saber los más mínimos detalles de las dificultades o de los triunfos y llamaba a las delegadas a las horas más insólitas". (14).
En noviembre de 1949 se inauguraba la sede del partido en La Plata y en el mismo mes las de Formosa, La Pampa, San Juan, Salta y Córdoba. Miles de subdelegadas organizaban igual número de unidades básicas femeninas, que hacia1951 alcanzarán a 3.600 en todo el país. Además de la difusión doctrinaria, las unidades básicas ofrecían cursos prácticos (de dactilografía, por ejemplo) y actuaban como centros de relevamiento comunitario para informar a la Fundación.
Cada una de ellas estaba dirigida por una subcensista, una secretaria y una prosecretaria, designadas por Evita. La organización se centralizaba en la Junta Metropolitana, pero estaba encabezada por Eva.
Ella había estructurado el Partido Femenino en forma paralela a su similar masculino, sin admitir ingerencias de ninguna especie. Más de una vez, dirigentes masculinos que pretendieron ejercer algún tipo de patronazgo vieron abruptamente cortadas sus carreras.
El Partido Peronista Femenino se organizó con mayor rapidez que la rama masculina, lo que en buena medida se explica por el tesón puesto de manifiesto por las delegadas. Eva se mostraba orgullosa de los resultados obtenidos, y no perdía ocasión de encomiar a sus colaboradoras: "Tenía que exigirles grandes sacrificios: abandonar el hogar, el trabajo, dejar prácticamente una vida para empezar otra distinta, intensa y dura.
"Para eso necesitaba mujeres así, infatigables, fervientes, fanáticas (...). De aquellas treinta mujeres sin otra ambición que la de servir a la causa justicialista sólo muy pocas me fallaron". (15).
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Testimonio de las mujeres que acompañaron a Eva Perón. Las unidades básicas. censo peronista femenino y afiliación. Del documental: Evita, las claves de la memoria. Consejo Nacional del Partido Justicialista. Secretaría de la mujer. |
La tarea de Eva y sus delegadas merecería un cálido elogio de Perón. En febrero de 1951, en el curso de un acto realizado en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno, el presidente afirmó que la organización del Partido Peronista Femenino era "tan perfecta y completa que en el campo político argentino, en toda nuestra tradición cívica, no ha habido jamás una fuerza más disciplinada, más virtuosa, más moral y más patriótica que esa agrupación". (16).
Férreamente organizada en torno a Eva, la acción de la rama femenina perdería eficacia después de su muerte. No obstante, sentiría un importante precedente de participación de la mujer, desde las bases hasta los cargos electivos.
Cuando se integraron las listas de candidatos para las elecciones de 1951, Eva pugnó por un cierto número de cargos. El resultado fue menor al pretendido por ella, pero se concedieron a la rama femenina seis bancas de senadores y veintitrés de diputadas. En todos los casos, Evita seleccionó personalmente a las candidatas y -curiosamente- sólo una pertenecía al grupo original de censistas.
De allí en más -y en elecciones posteriores- el justicialismo adjudicaría siempre un porcentaje de las candidaturas a la rama femenina. Sin embargo esa participación no llegaría a las proporciones alcanzadas en vida de Eva.
Notas bibliográficas
7 - Otelo Borroni y Roberto Vacca "La vida de Eva Perón" Tomo I
(Galerna,1979) pag. 213.
8- Ibid. pag. 215.
9- Marysa Navarro "Evita" (Corregidor, 1981) pag.190.
10- Eva Perón "La Razón de mi Vida" (Peuser, 1951) pag.122.
11- Marysa Navarro Op. Cit. pag. 200.
12- lbid. pag. 205.
13- Ibid. pag. 208.
14- Ibid. pag. 212.
15- Eva Perón Op. Cit. 291.
16- Marysa Navarro Op. Cit. pag. 212.