(2) El último contacto con su pueblo

El 4 de junio Perón debía tomar posesión del mando por segunda vez. Eva se obstinaba en concurrir al acto, a pesar de las opiniones en contrario de los médicos y de todos los que la rodeaban. Una vez más, se saldría con la suya.

Figura 6:

Evita durante el juramento de Perón en el Congreso de la Nación.

En horas de la mañana, cuando Apold arribó a la residencial Perón le sugirió que comentara a Eva que hacía mucho frío para hacerla desistir de su propósito. Pero ella le recriminó: "Eso es una orden del general, pero yo voy igual. La única manera de que me quede en esta cama es estando muerta" (10).

Fue necesario recurrir a varias dosis de calmantes para aliviarle los dolores. Como insistía en permanecer en pie en el automóvil descubierto, pese al intenso frío y a las protestas de Perón, un empleado de la residencia debió construir un soporte de alambre que -oculto bajo su tapado negro- le permitiría apoyarse.

Duración: 4:00 minutos
 
 
Detalles de la Misa de campaña en la avenida 9 de julio organizada por la CGT pidiendo por la salud de Eva Perón. Alocución de Eva por el voto peronista de las elecciones del 11 de novmiembre. Jura de Perón y última aparición pública de Eva Perón acompañando a su esposo en la jura en el Congreso y luego en el auto que lo conduce a la Casa de Gobierno.

 

 

Figura 7:

Luego del juramento, Eva saluda al pueblo desde el auto que traslada al presidente a la Casa Rosada.

No quería perder detalle de esa multitud que la rodeaba, presintiendo que era la última vez. La gente arrojaba flores y papel picado al paso del coche presidencial y ella se sentía revivir en ese cálido contacto.

Figura 8:

Evita besa al presidente satisfecha a pesar de los tremendos dolores a la cual la sometía su cruel enfermedad.

Aguantó la ceremonia en el Congreso, pero al llegar a la Casa Rosada hubo que repetir las dosis de calmantes. Después, apoyada en una silla, pudo presenciar el juramento de Perón, el de los ministros y el discurso de su esposo. Fue un esfuerzo enorme, pero ella no habría dejado de hacerlo por nada del mundo.

Documentos:
Mi Mensaje
Libro de Eva Perón

Esa noche, agotada pero súbitamente alegre, se la escuchará decir: "¡Qué lindo es el pueblo! Creo que voy a tener que volver a la Secretaría. Al principio atenderé tres horas por día". Después le dirá a su médico que no puede dormir: "Sigo oyendo todavía el juramento de Perón. ¡Es como si me hubiera casado hoy!".

Figura 9:

La noche de la asunción a la segunda presidencia de Perón, Evita no podía dormir y le confesaría a su médico: "Sigo oyendo todavía el juramento de Perón. ¡Es como si me hubiera casado hoy!"

Más tarde, en su lecho de enferma, en el entresueño producido por los calmantes, las imágenes de su vida corta e intensa se sucederían vertiginosas, como las escenas fugaces entrevistas tras la ventanilla del tren que la trajera desde la Junín de su infancia...

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