Quien suplantó a Corteses en la Secretaría de la Presidencia (recordemos que el coronel Cortese había reemplazado a González) fue el coronel Gregorio Tauber, uno de los fundadores del GOU, considerado en buenas relaciones con Perón. En la cartera de Relaciones Exteriores quedó interinamente el general Perlinger, siendo Velazco confirmado como Jefe de Policía y el contralmirante Alberto Tessaire como titular en el Ministerio de Marina.
Al ascender Farrell a la presidencia de la nación, el Ministerio de Guerra quedó vacante. Si bien los jefes que intervinieron directamente en el planteamiento a Ramírez, hubiesen preferido, en su mayoría, al general Sanguineti, se llegó a un acuerdo: el coronel Perón fue nombrado, el 28 de febrero, ministro “interino”. Perón llevó como jefe de la Secretaría del Ministerio de Guerra a Franklin Lucero, a quien le reveló su pensamiento en forma clara.
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El General Farrell asume como Presidente. |
Franklin Lucero, en su libro “El precio de la lealtad” nos recuerda las palabras de Perón, quien le dijo: “Nuestra patria necesita cambios radicales que no es posible introducir de golpe dados los enormes intereses creados en todos los círculos del país, en especial en los políticos y los militares dominados, como Ud. Sabe, por una poderosa minoría oligárquico-liberal-mercantilista. Si pretendemos modificar bruscamente el actual estado de cosas no debemos dudar que esa minoría nos tragará de golpe. Lo mismo que los grupos militares, como los de Campo de Mayo o los que pertenecieron al GOU. En consecuencia, iremos cambiando la fisonomía política, económica y social del país mediante la aplicación de nuevos procedimientos y métodos que progresivamente rompan las viejas y burocráticas organizaciones.
“...la tierra debe dejar de ser un bien de renta y transformarse en un bien de trabajo |
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Discurso de Perón desde la Secretaría de Trabajo y Previsión. Duración: 2:00 minutos |
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Crearemos una nueva doctrina que nos asegure una patria libre, justa y soberana y que fortalezca poderosamente el alma nacional. En esta acción estoy empeñado y necesito que Ud., desde el puesto de Jefe de la Secretaría me reemplace en mis funciones lo más que pueda a fin de dedicar yo mi tiempo a estas fundamentales reformas”.
La crisis del GOU tendría una manifestación precisa cuando en la noche del 29 de febrero, el teniente coronel Tomás Ducó, uno de los fundadores de la logia, sacó su regimiento a la calle e hizo abandono de su acantonamiento de La Tablada para ocupar la localidad de Lomas de Zamora.
Tomó estratégicamente la Municipalidad, el Colegio de la Inmaculada Concepción,
la Iglesia Parroquial, el diario La Unión, la estación del ferrocarril y emplazó
ametralladoras. El gesto de rebeldía contra Farrell y Perón sólo se redujo
al copamiento.
A las 8 de la mañana del día 29, se presentó el Coronel Fortunato Giovannoni que luego de “conversar” con Ducó, dio la orden a las tropas de regresar al lugar de origen. Ducó fue detenido, pero se conoce que la rebelión formaba parte de una conspiración mayor que no llegó a concretarse. Según Potash, Ramírez alentaba la preparación de un movimiento cívico-militar.
Trece días de reflexión fueron suficientes para que el general Ramírez se arrepintiese de la “delegación” del mando. Renunció el 9 de marzo por medio de un documento que envió al general Farrell; como así también a la Suprema Corte y que llegó prestamente a manos de la Embajada de Estados Unidos; contó casi todos los pormenores de la “delegación”, omitiendo suprimir la renuncia. En dicho documento, Ramírez juraba solemnemente que los decretos de la Ley Marcial, Declaración de Guerra a Alemania y Japón y Movilización general nunca habían existido y que todo lo dicho sobre los rumores fue “falso y tendencioso”.
Cayó como una bomba. El gobierno estaba aislado.
Farrell dio a conocer la noticia sin hacer mención del texto. El 22 de marzo, un memorial firmado por 16 generales fue presentado al presidente. Se solicitaba la convocatoria a elecciones en forma inmediata, plena vigencia de las garantías constitucionales y que el ejército volviera a los cuarteles.