(3) La misión Peluffo

La situación no era precisamente de aguas calmas, pero todo estuvo en los cálculos de Perón, que apenas tomó conocimiento del “malentendido” del Tte. Coronel Ducó que tenía conexiones directas con los generales que presentaron el memorial del 22; previó toda posibilidad de movimiento desestabilizador.

Figura 10:
 
Perón, Farrell y Mercante, escuchan el discurso del dirigente de los trabajadores del Estado, José V. Tesorieri.

El 4 de marzo encomendó al coronel Orlando Peluffo enterar a los jefes y subalternos de la índole de la “delegación” del general Ramírez y comprometerlos a respaldar a Farrell como jefe de la revolución. El coronel Peluffo de filiación nacionalista, partió en la madrugada del 5 recorriendo unidades de ejército en Buenos Aires, Paraná, Concordia, Monte Caseros, Córdoba, Salta, Villa Mercedes, Mendoza, Neuquén, Bariloche, Esquel, Bahía Blanca y Comodoro Rivadavia.

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Discurso de Perón al entregar un cheque con la recaudación solidaria para los damnificados del terremoto de San Juan.

En “Primera Plana” 21 años más tarde, Peluffo recordaría el hecho: “Entre el 5 y el 12 de marzo recorrí en avión unos 7 mil km. Perón me había solicitado que visitara todas las guarniciones del país para que los oficiales suscribieran un importante documento”.

El texto del compromiso que llevó Peluffo decía:

“Juro:

  1. Servir incondicionalmente a la unión y solidaridad de las Fuerzas Armadas de la Nación.
  2. Reprimir enérgicamente toda forma de disensión y conspiración que intente provocarse entre las tropas de mi mando.
  3. Ceder mi puesto sin resistencia cuando así lo estimen mis superiores naturales o cuando a mi juicio haya perdido prestigio ante mis subalternos. A fin de disipar toda clase de dudas convengo y acepto:
    1. Que el señor general de división don Pedro P. Ramírez ha dejado de ser definitivamente Jefe de la Revolución y, en consecuencia, presidente de la nación.
    2. Que en su reemplazo corresponde ese alto cargo al señor general de brigada don Edelmiro Farrell.
    3. Que por tales motivos y a partir de este momento cumpliré las órdenes de su ministro interino de Guerra, Sr. Coronel don Juan D. Perón.
  4. Si alguna vez faltase a este solemne compromiso de honor, que Dios, la patria, y mis camaradas me lo demanden”.
Figura 11:
 
Perón junto a Farell y Mercante. “…Era evidente que nuestros “países tutelares” no estaban en condiciones de “controlarnos” en esos momentos. Pese a que se desató una campaña tremenda en todo el ámbito de opinión dentro del país y en el exterior en pro de que nos alineáramos del lado de nuestros “tradicionales aliados” no lo hicimos.

Si bien no era un compromiso de fidelidad al coronel Perón, sí era un compromiso en cuanto al acatamiento de las órdenes emanadas del Ministerio de Guerra. Por otra parte, la necesidad de conseguir este compromiso —como dice Fermín Chávez— surgía, además, de otro importante factor: hoy sabemos, por testimonios de protagonistas que la designación de un coronel como Ministro de Guerra disgustó a muchos jefes, a quienes su formación castrense tradicional les impedía entender la situación creada, habiendo, como decía, generales de prestigio en el ejército para ocupar las altas funciones en el área.

Ahora, podemos ver con mayor claridad, el valor efectivo que dieron Farrell y Perón al memorial de los generales presentado el 22 de marzo.

El nacionalismo de Perlinger

Si nos preguntamos con quien tuvo mayores discrepancias Perón en el gabinete, surge un nombre al unísono: Perlinger. Era evidente la falta de armonía entre ambos ministros. Hay quienes ven en la ambición de Perón la piedra de toque, sin embargo recuerda el General Martini que “en esos días sus camaradas trataron, en vano, de que Perón se hiciera cargo de la Vice-presidencia de la República: no solamente no aceptó tal designación, sino que se resistía a continuar como Ministro de Guerra. No quería que se lo acusara de ambicioso, de acaparador de cargos directivos: aducía que para él lo más importante era la Secretaría de Trabajo y Previsión, desde donde se podía obtener el más completo éxito de los objetivos de la revolución”.

Figura 12:
 
Los esfuerzos de Estados Unidos para ganarse la amistad de sus vecinos continentales fueron muchos. Entre ellos Wal Disney aportó el suyo en la creación de “Los Tres Caballeros”; el Pato Donald, José Carioca, un loro brasileño y el gallo Panchito un auténtico Charro Mexicano.

Pero en última instancia quien está en política debe ambicionar y por otra parte ¿cuál es el motivo de la ambición política? ¿la egolatría es el único motor? Sería absurdo no considerar que la suma de muchas voluntades que se sienten interpretadas por un hombre no sea motivo más que suficiente para una sana ambición en pos de dar cumplimiento a lo requerido por el prójimo. La Justicia Social fue el primer motor de Perón.

Figura 13:
 
El presidente Roosevelt. En forma secreta arribó en febrero de 1945 una misión norteamericana que tenía por objeto convenir la readmisión de la Argentina a la comunidad americana y el levantamiento de las sanciones.

Mientras Perlinger y los militares y civiles que lo acompañaban, entendían que el gobierno militar debería educar con principios éticos y religiosos a la Argentina, para lo cual era indispensable una perdurabilidad indefinida; Perón, que tomaba a los argentinos como eran, con sus propias modalidades y principios cristianos, quería elevar su nivel de vida material y espiritual, armónicamente, para lo cual era necesario organizar a la masa o como lo sintetiza Leopoldo Marechal, transformar una masa numeral en un pueblo esencial.

Figura 14:
 
Asamblea del sindicato de la Construcción adherido a la CGT Nº 2 con hegemonía comunista…” La Secretaría de Trabajo y Previsión era ya una verdadera “Asamblea Permanente” de trabajadores y dirigentes. A todos se los escuchaba y a todos se les daba una solución…”
 
Juan Domingo Perón

El día 2 de mayo de 1944 al gabinete se sumó Alberto Baldrich, en el Ministerio de Instrucción Pública; Orlando Peluffo, en Relaciones Exteriores; y dos días más tarde —el 4 de mayo— después de un interinato de 60 días, Perón fue designado Ministro de Guerra efectivo.

No sólo continúa la vinculación con los gremios, sino que es intensificada por Perón, quien el 3 de junio dice a los Ferroviarios: “Me encuentro feliz entre vosotros, que en Rosario me habéis proclamado el primer trabajador argentino. Ese título llena de honor a quienes, como yo, creen que el trabajo es la base fundamental de la grandeza del Estado y el más alto blasón de los pueblos industriosos, creadores”.

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