De aquí en más todo es demostración de fuerzas entre el peronismo y sus opositores. A fines de junio se reúnen dirigentes radicales de todo el país; donde también participan: José P. Tamborini y Enrique M. Mosca, que en un futuro próximo serían los candidatos de la Unión Democrática; Tamborini expresó refiriéndose a Perón: “Ese agitador de masas debe ser detenido”; la respuesta de Perón fue días después, dirigiéndose a los Trabajadores de Compañías de Seguros: “Se me ha llamado agitador de las masas argentinas. Yo no rechazo el título, y si algún día, por necesidades de la Justicia o del País, hubiera de ser un verdadero agitador de las masas trabajadoras, no titubearé un segundo en ponerme a su frente”.
El 6 de julio es la cena de confraternidad de las Fuerzas Armadas. Farrell anuncia que: “antes de finalizar el año se convocará al pueblo a elegir autoridades (…) no estamos fabricando sucesiones (…). He de hacer todo cuanto esté a mi alcance para asegurar elecciones completamente libres y que ocupe la primera magistratura el que el pueblo elija… Repito: “¡el que el pueblo elija!”.
Perón aclara la situación en un folleto publicado en febrero de 1946 que se titulaba “¿Dónde estuvo?” con el seudónimo: Bill de Calcedonia. Allí dice: “Las palabras del Señor Presidente en la comida de camaradería realizada en el salón Les Ambassadeurs, a las que algunos mal pensantes e integrantes atribuyeron una intención aviesa del general para conmigo, se aclararán si declaro —y recurro al propio testimonio del General Farrell— que le fueron sugeridas por mí.
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El Coronel Perón habla en la Secretaría de trabajo y Previsión. |
En efecto, las promesas de convocatoria para antes del 31 de diciembre sin candidato oficial; que el candidato sería el que eligiera el pueblo; que el ejército no comprometería su seriedad ni intervendría en política; como asimismo que se asegurarían comicios absolutamente limpios, fueron sugestiones mías que el General escribió mientras se las decía, el 5 de julio, en su propio despacho a las 12:30 horas; es decir, el día antes de la comida. De acuerdo conmigo, el señor General aceptó con las mismas palabras que le sugerí, las introdujo en su discurso y las pronunció en la mencionada oportunidad”.
El 12 de julio la Junta de Unidad Sindical, constituida por la CGT, organizó en Florida y Diagonal Norte un acto de protesta contra la derogación que pedían las entidades patronales de las Leyes Sociales, así como también de adhesión a la tarea cumplida por la Secretaría de Trabajo y Previsión.
Unas 350.000 personas, estimadas por la CGT, “evidenciaron su ansiedad por repudiar a las fuerzas vivas”. El canto de la multitud fue unánime; Ni Bolches, Ni Fascistas, Peronistas”.
Oradores de la jornada fueron: Telmo B. Luna, Presidente de la Unión Ferroviaria; Manuel Pichel, Tesorero de la CGT y Angel Borlenghi que señaló: “La Revolución del 4 de junio, con todos sus errores está a tiempo para pasar a la historia realizando una obra de justicia social completa”.
Al término del acto, una parte de la multitud marchó hasta el cuartel general de Perón quien apareció en los balcones de la Secretaría.
Estas manifestaciones —comenta Pavón Pereira— se suceden casi todos los días, protagonizadas por los gremios más diversos; el poder que representa el pueblo en la calle aterra a la oligarquía, que actúa con manotazos de ahogado; el embajador Spruille Braden inicia una gira por el interior apoyando activamente a la incipiente Unión Democrática”.
El 20 de julio en la sala del teatro Casino se realizó un homenaje a las víctimas de la catástrofe ocurrida en una mina de cobre chilena. Fueron 400 los concurrentes invitados por el Comité Gremial Americano. Quien primero habló fue Julián Centeya, quien lo hizo en nombre de los obreros argentinos. Fueron oradores: Patricio Montes de Oca; Carlos de Rojha; Eduardo Seijo; Guillermo Sarrabayrouse Verangot y Blanca Luz Brum. Se escucharon gritos de ¡Muera Braden! Sarragayrouse Verangot, excónsul y periodista luego de aludir a “Los crápulas de los rascacielos” hizo votos por un “afuera los cowboys”.
Al cierre del homenaje, Blanca Luz Brum leyó un poema titulado “Clamor por las víctimas de los Braden”. En la noche del día anterior al homenaje habían sido arrojados en las calles céntricas volantes que decían: “Hoy circo con el formidable debut del cowboy Braden de gran éxito en Cuba y Guatemala. Domadas de gobierno. Pialadas de prensa a lazo. Rodeo de traidores”.
Otro volante decía: ¿”Sabe Ud. Que el cowboy Braden expresó al cuerpo diplomático en pleno que iba a domarse en un mes al país de los Argentinos, metiéndoselo en el bolsillo como al morocho Batista? ¡Atención a los corcovos, muchachos”!
Algunos de estos volantes estaban graciosamente ilustrados. Según Félix Luna el episodio “olía” a la Secretaría de Trabajo. Sin embargo, como entiende Fermín Chavez, “nada tuvo que ver dicha Secretaría, ni el propio Perón. Al parecer fueron hombres de la Dirección General de Propaganda, de la naciente Secretaría de Informaciones y Prensa, que trabajaban, no para Farrell sino para Perón, los promotores del acto; que contó con el apoyo decidido de Blanca Luz Brum, incorporada tiempo antes a la Revolución Justicialista”.
La noche del 24 de julio el parque Retiro fue escenario de un acto que realizan los “Soldados Auténticos del Irigoyenismo”. Dos mil personas bailaron malambo salpicado de gritos: “Irigoyen y Perón” y “Perón presidente”. Finalizados los discursos del mitin unas 500 personas se dirigieron hacia Posadas y Ayacucho —donde vivía Perón— quien desde el balcón de su departamento selló amistad con este sector que había de incorporarse al movimiento con el nombre de U.C.R. —Junta Renovadora—. De aquí en más será común ver pintadas las paredes con las leyendas “Alem, Irigoyen, Perón”.
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Declaraciones de Braden al llegar a Estados Unidos. |
Braden llegó a Retiro hecho una furia por el acto del Teatro Casino. Fue recibido de su gira por Otto y Federico Bemberg, Carlos Saavedra Lamas, Celedonio Pereda, José María Cantilo, Jorge E. Coll, Adolfo Bioy y otros miembros de la oligarquía.
Al tomar conocimiento de los volantes llevó sus quejas a la Cancillería. Los ímpetus del embajador eran aprovechados por Perón: ¿”Cómo lo iba a dejar de aprovechar? —diría Perón años más tarde—. Era un individuo temperamental. Un búfalo. Yo lo hacía enojar, y cuando se enojaba, ¡Atropellaba las paredes!… era lo que yo quería, porque entonces perdía toda ponderación…”
El virus de los volantes contagió la indignación de dirigentes políticos y jefes militares. El antiperonismo trabajó sobre el General Eduardo J. Avalos y el Vicealmirante Vernengo Lima, aprovechando la valorización de sus tradiciones y la rígida formación castrense.
Así, los generales Fortunato Giovannoni y Eduardo Avalos que se separaban de Perón, al ser preguntados, en 1962, sobre la causa de la desvinculación mencionaron: “sus engaños y ardides, que no respetara los principios de camaradería, su traición al espíritu del cuerpo y su relación con Eva Duarte”.
Las cosas no se daban muy bien para Perón ni en el campo sindical. La Fraternidad Ferroviaria; la Unión Obrera Textil; el sindicato del Calzado y la Confederación General del Comercio se desafiliaron de la C.G.T. dando a sus actitudes un corte antioficialista.
Había pugna entre quienes querían seguir a Perón y quienes entendían más prudente desprenderse del cuestionado coronel, limitándose a negociar el mantenimiento de las conquistas logradas. Por otra parte, a mediados de julio, por iniciativa del Jefe del Estado Mayor Naval, Almirante Héctor Vernengo Lima, diez almirantes presentaron a Farrell tres reclamos:
Farrell invitó para el 28 de julio a una reunión conjunta de 28 generales y 11 almirantes, a fin de considerar el planteo. El debate duró más de 3 horas y no hubo acuerdo. Agosto será un mes agitado, lleno de enfrentamientos, alguno de ellos armados con la consecuencia inmediata: muertos y heridos.
El 2 de agosto fue designado ministro del Interior el dirigente radical Dr. Hortensio Quijano, de extracción Irigoyenista, en reemplazo de Tessaire. El día 6 se levantó el estado de sitio y los últimos exilados en Montevideo, encabezados por Palacios y Antonio Santamarina regresaron a sus actividades docentes. Durante parte de este mes de agosto, el Presidente Farrell viaja al Paraguay y el General Perón asume provisoriamente el Ejecutivo Nacional. Japón se rinde y finaliza la segunda guerra mundial.
Los antiperonistas, aprovechando las libertades recobradas y con motivo de los festejos de la victoria de los aliados, dan rienda suelta a las manifestaciones y propagandizan la línea “democrática” atacando directamente al gobierno de facto. Es en estos días cuando se da forma defintiva a la Unión Democrática formada por dirigentes radicales del Comité Nacional, socialistas, radicales antipersonalistas, demócratas progresistas y comunistas que se unen en un frente cuya alma matter fue el embajador norteamericano Braden. Estaban allí la Biblia y el calefón.
Perón continúa recibiendo adhesiones. El 7 de agosto, en el Colegio Militar pronuncia un singular discurso en donde analiza el rumbo de la Revolución: “El centro de gravedad de las actividades de la Revolución —dice— ha tenido distintas etapas: Una etapa económica, una etapa social intensa y, ahora, la etapa política; vale decir que, por un tiempo, el centro de gravedad de la acción estará en el aspecto político”. Luego explica la acción desarrollada en la Secretaría de Trabajo y Previsión:
“Es la política social, como se ha llamado, que el gobierno ha desarrollado y que nos ha traído sin lugar a dudas a toda la masa de trabajadores del País.
Una muestra se la hemos dado cuando pusimos de 250.000 a 300.000 personas en Diagonal y Florida, acto que podemos repetir en cualquier momento. Con apoyo similar yo inicio mañana la reforma agraria y que se levanten después los señores terratenientes, que durante toda su vida han explotado el campo. Yo he nacido en el campo, soy un hombre de campo y sé como proceden.
Ninguna sociedad anónima puede tener, como tienen algunas, ¡de 1.200 a 1.500 leguas en la Patagonia! Eso no es posible, si seguimos en ese tren de cosas, pronto las compañías formarán provincias o gobernaciones por su cuenta. Eso problema va a ser encarado: La Revolución ha levantado la bandera de la reforma agraria y esa será una de las grandes conquistas de la Revolución”.
El discurso es sumamente importante teniendo en cuenta el lugar y a quien se está dirigiendo, pues la mayoría de la audiencia son militares. “Es natural —continúa Perón— que contra esas reformas se hayan levantado las fuerzas vivas que otros llaman los “vivos de las fuerzas”, expresión tanto o más acertada que la primera. ¿En qué consisten esas fuerzas vivas? En la Bolsa de Comercio, 500 que viven traficando con lo que otros producen. En la Unión Industrial, doce señores que no han sido jamás industriales, y en los ganaderos, señores que, como bien sabemos, desde la primera reunión de los ganaderos vienen imponiendo al País una dictadura”.
Los enfrentamientos callejeros continúan multiplicándose. Al respecto Perón dice el 11 de agosto en una asamblea obrera: “Hace unos días, bandas de jovencitos acicalados recorrían las calles céntricas de Buenos Aires rompiendo vidrieras, porque sentían ansias injustificadas de liberación y reivindicación de derechos. Pero no recordaban que nuestros trabajadores, con centavos restados a veces a la necesidad, les están costeando los estudios”.
A medida que se pronunciaba la debacle del gobierno de facto, los conceptos vertidos por el Embajador Norteamericano dentro de la “clase dirigente” cobraban un tono magistral que enseñaba a niños inocentes a desplomar demonios “antidemocráticos”.
El 17 de agosto en el Teatro Opera, Braden reflexionó sobre los “derechos del hombre” exaltando el papel de las “democracias victoriosas”. El día 18 la Federación Universitaria de Buenos Aires declaró una huelga para el 20 y 21. El 20 de agosto comenzó la campaña la Junta Coordinadora Democrática, piedra de toque de la Unión Democrática.
Al inaugurarse la 59º exposición de ganadería en la Sociedad Rural, los hombres del Gobierno son silbados. El 23 de agosto los conservadores, radicales y socialistas han de adherir a la Junta Coordinadora Democrática que impulsa una campaña para pedir la entrega del gobierno a la Suprema Corte; pocos días después los Rectores de las Universidades harán idéntica respuesta.
El día 28 Perón dirige un mensaje radial a los estudiantes que se habían convertido en camaradas de ruta de la conspiración colonialista: “Políticos oscuros —dice Perón—, que se intuyen desplazados definitivamente del escenario nacional, están agazapados, planean e impulsan todo un movimiento de resistencia, al que bregan por sumar vuestros impulsos generosos, en un juego que intentan llevar hasta la avanzada armada, buscando su propia perdición, serenamente y para vuestro bien os digo: ¡”Tened cuidado, no les hagáis el juego”!
El 24 de agosto el secretario Adjunto de Estado, Nelson Rockefeller hizo explosivas declaraciones a la prensa en Washington, sobre la Argentina. Criticó duramente al gobierno Argentino y a su política internacional. Al día siguiente renuncia a su cargo y su reemplazante es Braden, quien permanecerá algún tiempo más en nuestro país para terminar su obra: la Unión Democrática. Paralelamente, Farrell nombra el 28 al radical Juan I. Cooke en el Ministerio de Relaciones Exteriores, en reemplazo de César Ameghino.
El clima político de la calle es cada vez más parecido a una hoguera. Actos de la UCR, Partido Socialista y Partido Comunista son casi cotidianos. En la localidad de Berisso se produce un choque, armas de por medio, entre los trabajadores de la carne. Los hombres de Cipriano Reyes —partidarios de Perón— se enfrentan con los comunistas liderados por José Peter.
El 1º de setiembre fue uno de los “picos más altos” de la oleada contra Perón
en un mitin organizado por el Partido Comunista en el Luna Park. El día 4,
el avión que conduce a Perón es rozado por otro que hacía de escolta, en un
viaje a Córdoba. El Douglas con el motor maltrecho logra aterrizar. El coronel
había salvado su vida gracias a la pericia de su edecán aeronáutico.
El 19 de setiembre se realiza la Marcha de la Constitución y de la Libertad donde el antiperonismo pone todas sus fuerzas en la calle. Perón el día anterior había advertido sobre los objetivos de la manifestación: “La anunciada convocatoria sólo encubre un acto más de la lucha sin cuartel que oscuras fuerzas de regresión están librando contra el gobierno. Mañana puede haber desórdenes y quizá lucha; se realizará en un campo de pasiones políticas extrañas a vosotros y a vuestros intereses”. Lanzará luego una consigna que se hará famosa: “del trabajo a casa y de casa al trabajo”.