(6) Más allá de la historia

La Fundación Eva Perón y la Justicia Social

Elbia Rosbaco de Marechal

Siete años en la historia de un país es apenas un instante; sin embargo, ese lapso fue suficiente para que Eva Perón quedase indisolublemente ligada a la historia argentina.
Recordando los días posteriores a su prisión en Martín García en 1945, dice Perón: “Eva había vuelto a trabajar conmigo con más espíritu y con mayor pasión. Pensábamos al unísono, con el mismo cerebro; sentíamos con una misma alma. Era natural por ello que en tal comunión de ideas y de sentimientos naciera aquel afecto que nos llevó al matrimonio.

Los días de la campaña electoral pusieron a dura prueba las energías de Eva, que recorría el país a lo largo y a lo ancho, hablando siempre, incitando a los desheredados a unirse a nosotros en la batalla que debía servir para hacer triunfar sus derechos. Trabajábamos día y noche, a veces no nos veíamos semanas enteras, y todo encuentro era, desde el punto de vista sentimental, una novedad, un descubrimiento”. (Juan Perón: “Del poder al exilio”).

Desde la FUNDACIÓN que lleva su nombre, Evita alienta el gigantesco impulso que el General Perón otorga a la Justicia Social; sus conceptos políticos sobre pueblo y justicia se arraigaron en ella y fueron expresados con las palabras y la acción que conforman las grandes verdades: “La FUNDACION tiene su más profunda razón de ser en lo que sucedió en las memorables jornadas de octubre de 1945.

Tiene mi gratitud al pueblo descamisado que me devolvió la vida al devolverme a Perón. Por eso mi vida ya no me pertenece: es del pueblo. La FUNDACION es una obra de amor: amor de Perón por su pueblo, amor de mi corazón por Perón y por su pueblo. Además tiene mucho de profundo sentido de reparación de injusticias.

Por eso yo no tengo ningún escrúpulo en hacer las obras que construye la FUNDACION, incluso con lujo. Tal vez podría cumplir su misión con menos arte y menos mármoles, pero yo pienso que para reparar en el alma de los niños, de los ancianos y de los humildes, el siglo de humillaciones vividas, sometidos por un sistema sórdido y frío, es necesario traer algo de mármoles y lujo. Es decir, pasarse si se quiere un poquito del otro lado.

Porque yo pretendo que ningún hijo de oligarca, aún cuando vaya al mejor colegio y pague lo que pague, sea mejor atendido ni con más cariño que los hijos de nuestros obreros en los HogaresEscuela de la Fundación. Por eso también, ningún oligarca, por más dinero que tenga, podrá ser mejor atendido en ningún sanatorio del país, ni tendrá más comodidad ni más cariño que los enfermos de los Policlínicos de la Fundación.

La razón de mi actitud es bien sencilla: hay que reparar un siglo de injusticia… La explicación es muy clara, nace de un viejo sentimiento de indignación ante la injusticia que muchos han confundido, creyéndome una resentida social.

Y yo pienso, benditas sean las resentidas sociales que se dieran a la tarea de trabajar para construir una sociedad mejor, llevando más felicidad a todos los hogares de la Patria”. (Palabras de Eva Perón, tomadas de “Mi país y sus Mujeres”, por Vera Pitchel).

Desde la FUNDACIÓN, Evita no sólo fue portavoz del Gral. Perón sino que en apoyo de su política consagró la vida al servicio del pueblo, definiendo su militancia por los mismos principios, por los mismos ideales del Líder, trabajando para que el pueblo tuviera en sus manos el timón de su propio destino, y dio a la política argentina una base activa de masas que no había conocido jamás.

La Fundación creó en todo el país hogares infantiles, hogares de tránsito, centros de recuperación, hospitales, facilitó el turismo social, el deporte, así como toda clase de ayuda para solucionar las dificultades de quienes menos apoyos tenían, creó también la Ciudad Infantil de la cual se congratulaba su inspiradora: “Es un Jardín de Infantes modelo y no porque yo esté excesivamente enamorada de mi obra, sino porque es el único en el mundo en su calidad de tal.

Y como éste no puede ser solamente una muestra, la FUNDACIÓN construirá muchos más. En Santiago del Estero tenemos un hogar escuela, que es también jardín de infantes modelo, en él se interna a los niños, se los atiende en sus problemas sociales y se los cuida en el aspecto físico y espiritual. Evita terminó su tiempo terreno antes de que pudiese cumplir todos sus planes; no obstante llegó a gozar con la alegría de 1150.000 niños durante el Campeonato Infantil, así como son las Colonias de vacaciones llevadas a cabo por la FUNDACIÓN.

Hechos y palabras nos ubican en el cálido sentimiento de esa extraordinaria mujer que tomó la justicia social como la razón de su vida: “Con respecto a los adultos, hemos querido borrar la palabra “asilo” para cambiarla por la de “hogar”. Pero tampoco queremos que la palabra “hogar” quede en simple palabra, sino que esa acción humana de solidaridad marque un verdadero rumbo en la asistencia social.

Por eso hemos creado los Hogares de Tránsito. (…) Unicamente así construiremos una sociedad justa y feliz y devolveremos por intermedio de esos institutos hombres y mujeres dignos, constructivos y no resentidos sociales. Tenemos una larga cadena de Hogares de Tránsito.

Yo desearía que si los señores congresales tuvieran tiempo, visitaran esos institutos que estoy enumerando. Y lo deseo no porque me encanta ensalzar mi obra, sino porque los he hecho con cariño, ya que he realizado en cada Hogar lo que hubiera querido para mí”. (Eva Perón: Discurso pronunciado en el Primer Congreso Americano de Medicina del Trabajo, el 5 de diciembre de 1949).

Plena de amor y apasionada por los derechos humanos, fue una intérprete cabal de Perón; no supo de pausas ni descanso, exponiendo su vida al servicio de los intereses populares. Ante los grandes es difícil ser objetiva; es por ello que preferí que oyéramos las propias palabras de Eva pues a través de ellas se descubre esa impronta de llama viva en la cual consumió su propia existencia.

Un día me dijeron que era demasiado peronista para que pudiese encabezar un movimiento de las mujeres de mi Patria. Pensé muchas veces en eso y aunque de inmediato “sentí” que no era verdad, traté durante algún tiempo de llegar a saber porqué no era ni lógico ni razonable. Ahora creo que puedo dar mis conclusiones. Sí, soy peronista, fanáticamente peronista!. (Eva Perón).

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