El gobierno justicialista aceptó el desafío que implicaba la participación en las Olimpíadas de Londres. Así durante 1947, se crea la Confederación Argentina de Deportes y posteriormente el Comité Olímpico Argentino, generando el ente CADCOA.
Comenta Pascual Pérez :"Viajamos a Londres en el buque "Brasil"; hicimos escala en Montevideo, Santos y Cabo Verde. Fuimos con tres meses de anticipación. Yo tenía 21 años, recién había salido del servicio militar y había combatido por entonces en 65 peleas.
La Villa Olímpica era bárbara y no nos faltaba nada para ponernos en condiciones: Perón mandaba la carne, nada estaba librado al azar. Todo fue muy rápido; en cinco días combatí otras tantas veces.
Gané tres por Knock Out y dos por puntos. De esta manera le gané la final al italiano Bandinelli. Después de la victoria, el general Perón me envió un telegrama que decía "casa asegurada".
A nuestro campamento sólo llegaron dos más en esos términos: uno para Delfo Cabrera, ganador de la maratón, y otro para Rafael Iglesias boxeador como yo, triunfador en la categoría pesado".
La victoria de las Olimpíadas fue de suma importancia para el deporte nacional. La delegación, integrada por el ingeniero Sánchez de Bustamante, trajo al país siete medallas: Pascual Pérez, Rafael Iglesias y Delfo Cabrera, doradas; en atletismo, tiro y yachting, de plata; y una medalla de bronce en boxeo. así también se consiguieron ocho colocaciones entre e14º y 6º puesto. Ese fue el balance.
"En el barco recuerda Delfo Cabrera, se llevaba todo lo necesario para la supervivencia en Londres durante noventa días; había toda clase de alimentos, e incluso un carnicero. Viajaron además seis médicos y seis kinesiólogos; absolutamente todo lo necesario para una delegación de más de doscientas personas".
Todos los medios estuvieron al alcance de los deportistas, así lograron un excelente estado psicofísico. Las concentraciones se habían realizado en Ezeiza y cada grupo preseleccionado contó con un lugar destinado con todas las comodidades materiales necesarias.
En dicho ambiente, es fácil comprender el entusiasmo que invadía a los competidores. Todos los deportes fueron apoyados, incluso los menos tenidos en cuenta hasta el momento. Así lo explica Delfo Cabrera: "El atletismo era hasta ese momento un deporte relegado; el general Perón dispuso que fueran a Londres todos los deportistas argentinos que pudieran hacer marcas mínimas.
Entre esos deportistas me encontraba yo. Uno de los muchos opositores que siempre tiene nuestro deporte y que no están armados de nuestra filosofía política, apostó una cena a que ninguno de los tres maratonistas argentinos merecían haber llegado a Inglaterra; sin embargo ocuparon, el primero, quinto y noveno lugar, escribiendo una de las páginas mas brillantes del deporte argentino y esto se le debe exclusivamente a Perón".