(4) La visita al Paraguay

El interés de Perón, en realidad está en el frente latinoamericano. Hacia fines de septiembre, llega a Santa Fe en automóvil desde allí en el "Tacuara" -crucero presidencial- llegará a Asunción del Paraguay. Se entrevista con Chavez, presidente entonces del hermano país, quien lo recibe con todos honores y le otorga la jerarquía de General del Ejército Paraguay. 

A su vez Perón le hace entrega de la Medalla de la Lealtad Peronista. El líder justicialista concibe una idea que ha de tender a la unidad y la confraternidad entre ambos pueblos y que ha de concretarse el año próximo: la devolución de los trofeos de la guerra de la Triple Alianza. El presidente argentino sabe “que no ha de existir una verdadera confraternidad latinoamericana si no se brinda al heroico pueblo paraguayo la reparación histórica que en justicia le corresponde". 

Los círculos paraguayos ven con sumo agrado la propuesta del líder argentino. En principio se conviene que la devolución de los trofeos se ha de realizar el 14 de mayo de 1954, el día de la fiesta nacional del Paraguay. Pero un golpe de Estado derroca a Chavez, y es menester aguardar la normalización de la situación institucional del Paraguay.  

La devolución de los trofeos

Las relaciones con el Paraguay siguen siendo estrechas. En julio de 1954 es trasladado a Buenos Aires un grupo de lisiados paraguayos, víctimas de la guerra del Chaco y los recursos de la Fundación Eva Perón son puestos a su disposición. 

Con respecto a las relaciones con el nuevo presidente paraguayo, General Alfredo Stroessner, son más que óptimas. Es el 14 de agosto cuando el presidente argentino se embarca en el avión que ha de llevarlo a Paraguay. Va en compañía del canciller Jerónimo Remorino y el gobernador del primer Estado argentino, Carlos Aloé. 

Al llegar, esa misma tarde el presidente argentino es agasajado en el Palacio de Gobierno por Stroessner y el gabinete en pleno. Ya en la noche, en otro agasajo en el Club Cerro Porteño, Perón expresa: "Nosotros somos hombres humildes, ungidos solamente por la dignidad que caracteriza a los humildes. Por eso comprendemos al Paraguay, por eso sentimos como el Paraguay y por eso pensamos como el Paraguay". 

Es el 15 de agosto cuando se efectúa la ceremonia central. En el puerto se desembarcan los trofeos que han llegado por vía pluvial. Perón y Stroesssner encabezan la comitiva que se dirige al centro de la ciudad con la entusiasta compañía del pueblo paraguayo. 

Perón dirá: "Vengo personalmente a cumplir el sagrado mandato encomendado por el pueblo argentino de hacer entregas de las reliquias que esperamos, sellen para siempre una inquebrantable hermandad entre nuestros pueblos y nuestros países". Al entregarle a Stroessner un reloj que había pertenecido al Mariscal Francisco Solano López, Perón le dice:"Quiera Dios que este reloj marque las horas felices a que tiene derecho el pueblo paraguayo por sus sacrificios". 

Hay solo un grito en la gente: ¡Perón Paraguayo!