(4) El final

El 18 de Julio, trascendió que el estado de salud de Eva había desmejorado sensiblemente. El 20 fue revisada cuidadosamente por dos especialistas alemanes, que transmitieron a Perón su inapelable diagnóstico: "La muerte de la enferma es inevitable e inminente". 

Ese mismo día la CGT organizó una misa frente al obelisco, para rogar por su salud. EI sermón estuvo a cargo del padre Hernán Benítez, confesor de Eva: "Ahora, compañeros, ya tenemos nuestra mártir, ya tenemos nuestros mártires, porque Dios, al elegir a Eva Perón, nos ha elegido a nosotros para mártires, desde que su dolor es nuestro dolor". En la residencia presidencial, fue necesario cortar el cable de la radio para evitar que Eva -aún consciente- escuchara el sermón. 

Figura 30:

 

Misa del 20 de julio en el obelisco. El Padre Benitez diría: “...Dios ha alzado a Eva Perón a la cima de su gloria, de su hermosura y de su popularidad, precisamente para que desde esa cima, convertida en blanco de contemplación y de amor a todo su pueblo, nos diera un ejemplo heroico de fe y de abnegación cristiana (...) Ella ha entregado su vida porque ha tenido fe en el pueblo...”

Perón dejaría escrito su testimonio de esos momentos finales: “Un día antes de morir me mandó a llamar porque quería hablar a solas conmigo; me senté sobre la cama y ella hizo un esfuerzo por incorporarse. Su respiración era apenas un susurro: “-No tengo mucho por vivir -dijo balbuceante-. Te agradezco lo que has hecho por mí. Te pido una cosa más…-” Las palabras quedan muertas sobre sus labios blancos y delgados. Su frente estaba  brillante de transpiración. Volvió a hablar en tono más bajo. Su voz era ahora un susurro: “-No abandones nunca a los pobres. Son los únicos que saben ser fieles-”. 

Cerca del mediodía del sábado 26 de Julio, Eva pierde el conocimiento. Hacia las cinco de la tarde entra en coma. A las 20 horas Radio del Estado informa a la población que su estado más muy grave. Varias personas rodean el lecho de la enferma; a las 20.23 el cardiólogo, doctor Taquini, le toma el pulso e informa a Perón que Eva ha muerto. 

Alejandro Apold redacta el comunicado, pero su estado emocional le impide leerlo. Lo hace un locutor: "Cumple la Subsecretaría de Informaciones de la Presidencia de la Nación el penosísimo deber de informar al pueblo de la República que a las 20.25 horas ha fallecido la señora Eva Perón, jefa espiritual de la Nación. Los restos de la señora Eva Perón serán conducidos mañana, en horas de la mañana, al Ministerio de Trabajo y Previsión, donde se instalara la capilla ardiente". 

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