(3) El Día de la Lealtad

Para concurrir al acto del 17 de octubre, que sería dedicado a ella, Eva debió ser inyectada con morfina. Su extrema debilidad era evidente. Perón habló antes que ella, elogiándola calurosamente: "Nunca podría haberse resuelto un homenaje más justiciero, más hondo y más honorable que esta dedicación del 17 de octubre a Eva Perón. Ella no solo es la guía y la abanderada de nuestro movimiento, sino que también es su alma y su ejemplo. Por eso, como jefe de este Movimiento Peronista, yo hago pública mi gratitud y mi profundo agradecimiento a esa mujer incomparable de todas las horas"

Duración: 5 minutos
 
 
17 de Octubre de 1951. Composición de Leonardo Favio en: Perón, Sinfonía del Sentimiento.
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Figura 23:
 
El último 17 de octubre de Evita fue en el año 1951: "Nada ni nadie hubiera podido impedirme que viniese, porque yo tengo con Perón y con todos ustedes una deuda sagrada; a mi no me importa si para saldarla tengo que dejar jirones de mi vida en el camino".

Después llegó el turno de Eva. Fue un discurso pronunciado trabajosamente, que la dejó agotada. Una especie de despedida en la que se refirió reiteradamente a su propia muerte: " ... Yo les aseguro que nada ni nadie hubiera podido impedirme que viniese, porque yo tengo con Perón y con todos ustedes una deuda sagrada; a mí no me importa si para saldarla tengo que dejar jirones de mi vida en el camino (..)Yo sé que Dios está con nosotros, porque está con los humildes y desprecia la soberbia de la oligarquía. Por eso, la victoria será nuestra. Tendremos que  alcanzarla tarde o temprano, cueste lo que cueste y caiga quien caiga (…). Mis descamisados: yo quisiera decirles muchas cosas, pero los médicos me han prohibido hablar. Yo les dejo mi corazón y les digo que estoy segura, como es mi deseo, que pronto estaré en la lucha, con más fuerza y con más amor (…). Y les pido una sola cosa: estoy segura que pronto estaré con ustedes, pero si no llegara a estar por mi salud, cuiden al general, sigan fieles a Perón como hasta ahora, porque eso es estar con la patria y con ustedes mismos”.

La operación y el voto

El 3 de noviembre, un nuevo comunicado de la Subsecretaría de Informaciones, daba cuenta de la internación de Eva en el Policlínico Presidente Perón de Avellaneda -dirigido por el doctor Ricardo Finochietto-, para ser sometida a una operación. Se haría cargo de la intervención el cancerólogo norteamericano George Pack, especialmente contratado en forma reservada, a través de la embajada argentina en Washington. 

Figura 24:
 
El cancerólogo norteamericano Pack.

Pack operó a Eva el 5 de noviembre, para regresar luego a su país. El 1 debían llevarse a cabo las elecciones, en las que por primera vez votarían las mujeres. Mediante una autorización especial de la Junta Electoral, Eva pudo vivir la satisfacción de votar en su lecho de enferma. La urna fue llevada al policlínico, con la oposición de los apoderados radical y socialista. Pocos días mas tarde, abandonaba el hospital y se trasladaba a la Residencia Presidencial. 

Mientras se reiteraban las misas y rogativas por su salud en todo el país, Eva se instaló en la Residencia, en un dormitorio separado del de Perón, que facilitaría su atención. Tanto quienes la rodeaban, como ella misma, simulaban ignorar la gravedad de su dolencia. 

Figura 25:
 
El pueblo rogando frente a la Residencia Presidencial, en la última foto puede verse luz en la habitación de Evita en el segundo piso.

A principios de diciembre, algo recuperada, pudo dar un paseo en automóvil por la ciudad acompañada por Perón, que reiteró algunos días más tarde. El 7 habló por radio del Estado, para referirse al triunfo electoral del 11 de noviembre. 

Figura 26:
 
Evita en febrero junto a Raúl Mendé y Perón.

 Tanto en Navidad como en vísperas de Reyes, recibiría la visita de grupos de niños en la residencia. El 25 de diciembre tuvo contacto con el periodismo. Pero su actividad declinaba.

Figura 27:
 
En abril recibe al General brasileño Goes Monteiro.

Por esa época fue tratada con radioterapia, al parecer a iniciativa de Raul Mendé. El tratamiento no habría resultado beneficioso, al provocar quemaduras en la piel de las zonas donde fue aplicado. 

Por última vez con los trabajadores

Llegó el primero de mayo. Eva, que padecía intensos dolores aumentados por las quemaduras provocadas por la radioterapia, se obstinó sin embargo en concurrir al acto de la CGT en Plaza de Mayo. 

Duración: 30 segundos
 
 
Ultimo 1 de mayo de Eva Perón.
 
 

Allí pronunció su último discurso a los trabajadores. Quebrantada por el dolor, pero con la justicia intacta, con el ardor de siempre:"Yo les pido a dios que no le permita a esos insensatos levantar la mano contra Perón porque guay de ese día!  ¡guay de ese día ! Ese día, mi general, yo saldré con los descamisados de la patria, muerta o viva, para no dejar en pie ningún ladrillo que no sea peronista. Porque nosotros no nos vamos a dejar aplastar jamás por la bota oligárquica y traidora de los vendepatrias que han explotado a la clase trabajadora". 

Presente al asumir Perón por segunda vez 

EI 7 de mayo la Legislatura la homenajeó designándola Jefa Espiritual de la Nación - a iniciativa de Héctor Cámpora-. Miles de personas se reunieron ante la Residencia Presidencial para aclamarla. Entonces, Eva apareció en la terraza para agradecer esa  muestra de afecto popular. Pesaba treinta y siete kilos y fue preciso que la ayudaran a sostenerse en pie. 

Figura 28:
 
Última aparición en público de Eva Perón. Fue el 4 de junio de 1952, en la ceremonia de juramento del General Perón a su segunda presidencia. Fue necesario inyectarle calmantes y colocar un sostén de alambre en el auto que cubriría el trayecto entre el Congreso y la Casa Rosada. 

Hacia fin de mes, recibió en la residencia a los nuevos gobernadores para dirigirles un mensaje. Se la verá extraordinariamente pálida y demacrada, y resultaba evidente que su vida se esfumaba. 

El 4 de junio Perón asumía por segunda vez como presidente de la Nación. Era un día festivo para el peronismo, y Eva no quería perder la oportunidad de presenciarlo. A pesar del intenso sol, la jornada era muy fría, pero Eva desoyó los consejos de los médicos y del mismo Perón, e insistió en concurrir al Congreso para presenciar el juramento. También insistió en permanecer de pie en el automóvil que cubría el trayecto entre la Casa de Gobierno y la Legislatura: quería ver por última vez a su pueblo, como si quisiera atesorar el recuerdo de ese cálido contacto. Fue necesario que se le inyectaran calmantes y que se colocara en el coche un sostén de alambre para que pudiera mantenerse de pie. 

Duración: 4 minutos
 
 
Ruegos y rezos por la salud de Eva Perón. Alocución de Evita por la segunda elección de Juan Perón. Ultima aparición pública de Eva Perón acompañando a su esposo a la asunción de la segunda presidencia.
 
 

Esa noche, agotadas sus fuerzas tras el fatigoso acto, dice esperanzada: "¡Qué lindo es el pueblo! Creo que voy a tener que volver a la secretaría. Al principio atenderé tres horas por día…”. Luego le dirá a su medico que no puede conciliar el sueño: "Sigo oyendo todavía el juramento de Perón. ¡Es como si me hubiera casado hoy!" 

Figura 29:
 
Muy consumida por la cruel enfermedad en la Residencia Presidencial.

Por esos días, otra iniciativa de la Cámara de Diputados dispone concederle el gran Collar de la Orden del Libertador General San Martín.

La oligarquía expresaría su odio ante la enfermedad de Eva Perón.

Eva trabajaba entonces –cuando sus fuerzas se lo permitían- en los originales de un libro que se titularía “Mi mensaje”. Tal vez para ser incluido en ese texto, dejaría un largo testamento manuscrito: “Quiero vivir eternamente con Perón y con mi pueblo. Esta es mi voluntad absoluta y permanente y es, por tanto, mi última voluntad (…). Si muriese antes que Perón, quisiera que esta voluntad mía, la última y definitiva de mi vida, sea leída en acto público en la Plaza de Mayo, en la plaza 17 de octubre, ante Mis queridos descamisados". 

Documentos:

Testamento de Eva Perón.

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