(5) Más allá de la historia

Los orígenes de la doctrina de la seguridad nacional 

Por Horacio Maceyra

Corren los años de la "Guerra Fría". Fidel Castro toma el poder en Cuba. En ese contexto se produce -en 1960- la primera Conferencia de Comandantes de Ejércitos Americanos en la zona del Canal de Panamá. Allí se habla intensamente del tema de la expansión comunista en América Latina. Oficiales argentinos asisten a cursos de lucha antiguerrillera dictados en la Escuela Superior de Guerra de París. 

La contrainsurgencia empieza a convertirse en la principal preocupación de los militares, que se instruyen en esas tareas. La Doctrina de la Seguridad Nacional irá suplantando lentamente a la de la Defensa Nacional. Animados por esa concepción, hombres como Toranzo Montero verán en Frondizi una avanzada del temido mal. 

El presidente es sospechado de izquierdista, no obstante que lo desmienta su política económica. Por lo demás, ha llegado al poder pactando con Perón. Y el peronismo es para ellos la antesala del comunismo. Frondizi devuelve la CGT a los peronistas y eso constituye una prueba concluyente de su perfidia, a despecho de que abra las puertas a los capitales norteamericanos. También pretende mediar en la cuestión cubana (la Argentina se abstiene en la OEA, frente al pedido de expulsión de ese país) y parlamenta con el "Che" Guevara. ¿Qué más evidencias? 

El Ejército, con esa visión, mantendrá a Frondizi bajo "libertad vigilada" y acabará desplazándolo, cuando las elecciones de marzo de 1962 evidencien su incapacidad -o su falta de voluntad- para mantener a raya el peligro peronista. 

De allí en más, se extenderá en amplios sectores de las Fuerzas Armadas una concepción de sus propias funciones como reaseguro contra la penetración de "ideologías extrañas al sentir nacional". Esa será la nueva hipótesis de conflicto: la del enemigo interno. Si la defensa de la soberanía y de las fronteras nacionales había comprometido a las Fuerzas Armadas con el desarrollo industrial -que aseguraría el autoabastecimiento bélico-, la nueva orientación doctrinaria las irá alejando lentamente de esa preocupación . 

Acabarán abrazando un "nacionalismo" -léase defensa del "modo de vida cristiano y occidental"-, que las llevará a recostarse crecientemente en Estados Unidos, bastión de la lucha contra el comunismo. Y preconizando una celosa defensa de la democracia -léase oposición al "totalitarismo" peronista- que se resolverá en la supresión de la soberanía popular, hasta tanto las masas estén lo suficientemente "educadas" como para votar por partidos “democráticos".

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