El pacto Perón-Frondizi ya está roto, de hecho, desde tiempo atrás. No obstante, el general sabe que una parte de la dirigencia defecciona de la línea intransigente marcada en las reelecciones con el gobierno. En especial, en el seno de las 62 Organizaciones se irá advirtiendo con nitidez la diferencia entre los dirigentes leales, que adhieren a la línea dura, y los partidarios del integracionismo, que buscan establecer algún tipo de convivencia con el frondizismo.
Perón necesita recomponer la unidad de acción en el Movimiento y desalentar las maniobras de los que "coquetean" con el oficialismo, poniéndolos en la encrucijada de acatar sus directivas o quedar en evidencia ante la clase trabajadora.
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Movilizaciones de obreros y estudiantes. Mensaje de Perón a la juventud. |
Por eso, el 11 de junio convoca al periodismo y exhibe las copias del documento que oportunamente fuera suscripto por Frondizi, asumiendo un compromiso político con el peronismo. Simultáneamente, envía un telegrama codificado a Alberto Manuel Campos para que haga lo mismo en Buenos Aires, publicando el pacto y denunciando su incumplimiento.
Es un golpe durísimo contra el gobierno de Frondizi. La ira de los militares gorilas resulta incontenible. Sospechaban el entendimiento con Perón, pero carecían de las pruebas: allí están, pues, las evidencias de la infamia del presidente, aunque este niegue la autenticidad del documento.
Alzamientos militares
En los días que siguen, Frondizi se verá jaqueado por los embates militares. Las Fuerzas Armadas son un hervidero de rumores y conspiraciones.
En ese mismo mes de junio ha comenzado a hablarse insistentemente de los supuestos contactos entre el subsecretario de Ejército, coronel Reimúndez (a quien algunos atribuyen la formación de una logia denominada "Dragón Verde"), y el dirigente textil e integrante de las 62 Organizaciones Andrés Framini.
La inquietud crece ante la versión y el 15 de junio, los generales Poggi y Yornet presentan al secretario del arma la exigencia de que se destituya a Reimúndez y se investigue la autenticidad del pacto Perón-Frondizi. Solanas Pacheco responde con el inmediato relevo de ambos jefes.
Pero al día siguiente, el almirante Toranzo Calderón y el teniente general Ossorio Arana (ambos retirados) vuelan a Córdoba en compañía de otros oficiales, buscando apoyo para una sublevación en esa provincia. En Bs.As. hace otro tanto el almirante Rial. La intentona es, sin embargo, prematura: pesan los criterios legalistas y la mayoría de la oficialidad se mantiene al margen. El secretario de Marina hace saber a los jefes de Ejército que su arma no se plegará al movimiento. El golpe no ha prosperado, pero el descontento es evidente.
Frondizi se siente inclinado a ceder una vez más e impulsa el reemplazo de Reimúndez. El secretario de Guerra, Solanas Pacheco, queda en situación desairada y se ve obligado a dimitir el 30 de junio. Para sustituírlo, Frondizi convoca al general retirado Elbio Carlos Anaya, antiguo ministro del régimen militar instaurado en 1943.
Pero en la Marina tampoco hay calma. En el mes de julio se producirá una rebelión contra el secretario del arma, almirante Estévez: los jefes le reprochan haberse manejado sin consultarlos durante la crisis militar del mes anterior. El 14 de ese mes, un grupo de almirantes solicita a Frondizi el reemplazo del secretario. El presidente se niega, pero el alzamiento cobra proporciones y compromete a oficiales de menor antigüedad. El almirante Estévez presenta entonces su renuncia y Frondizi -una vez más- opta por aceptarla: todo sea por restablecer la calma... Designa en su lugar al almirante retirado Gastón Clement, de gran prestigio entre sus pares.
Pero las concesiones de Frondizi a las presiones de los militares gorilas no se limitarán al reemplazo de los secretarios. El 25 de junio de 1959, en prueba de "buena voluntad", el presidente recurre a una designación insólita: Alvaro Alsogaray, capitán retirado y presidente del partido Cívico Independiente, hombre de negocios y liberal ortodoxo, es convocado al ministerio de Economía.
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El desarrollismo. Toma del frigorífico Lisandro de la Torre. La Hora de los Hornos. |
Por supuesto, la designación -que Alsogaray aceptó a condición de que se le otorgara también el manejo de la cartera laboral- presagiaba el crecimiento de las tendencias recesivas en la economía, así como el recrudecimiento de los conflictos laborales. No resultaba fácil comprender el por qué de la elección de Frondizi.
Sin embargo, ésta había sido consultada con Frigerio, quien pensaba que Alsogaray era el hombre indicado para dominar la persistente inflación y llevar tranquilidad a los sectores militares, preocupados por la supuesta orientación comunista del gobierno.
Muchos años después, Frondizi se referiría a las razones que lo movieron a integrar a Alsogaray a su gabinete:
"El nombramiento de Alsogaray fue una iniciativa tendiente a parar el golpe de Estado gorila -diría-. Entonces Alsogaray tenía cierta credibilidad en sectores de la clase media y de las Fuerzas Armadas. Su designación tuvo, pues, una estricta razón política, no económica".