Desde 1959, se vienen realizando gestiones ante el gobierno español, para hacer posible que Perón se traslade a ese país. Las mismas rinden frutos hacia fines de ese año, cuando las autoridades españolas conceden las visas.
En la madrugada del 26 de enero de 1960, un grupo de amigos despide a Perón en el aeropuerto Trujillo. Un charter de Varig lo conducirá al destino elegido, en compañía de Isabel, Américo Barrios y Alberto Manuel Campos. Tras algunos inconvenientes que demoran la travesía, el aparato arriba a Sevilla. Se inicia así la permanencia de Perón en España, que será la última etapa de su largo exilio.
El primer alojamiento de Perón y sus acompañantes en territorio ibérico será el hotel Alfonso XIII. Pero al día siguiente de la llegada, la cancillería española comunica a Perón que ha puesto a su disposición habitaciones en el hotel Pez Espada, ubicado en Torremolinos, población costera cercana a Málaga. Poco después, pasará el grupo a residir en un pequeño chalet perteneciente al hotel EI Pinar, también en Torremolinos.
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Atentado de la resistencia a la destilería Shell. |
Tampoco permanecerá el general mucho tiempo en Torremolinos. Durante el breve viaje a Madrid, surgirá en él la idea de fijar su residencia en la capital española. La concretará poco más tarde, ocupando con Isabel y Barrios una casa en El Plantío, a doce kilómetros de Madrid.
Ahondado el enfrentamiento entre el peronismo y el gobierno, profundizada la política antipopular con la designación de Alsogaray, en la Argentina se vive un clima insurreccional. Durante 1959 se han alcanzado un pico de huelgas y disturbios laborales, como resultado de la firme voluntad de lucha de los trabajadores. Sin embargo, falta organizar esos esfuerzos, cohesionarlos e integrarlos a una acción orgánica.
Con ese propósito, Perón ha designado -en 1958- a Alberto Campos delegada del Comando Superior. Asimismo, se ha creado el Consejo Coordinador y Supervisor del Peronismo, del que forman parte Oscar Albrieu, Delia Parodi, Alberto Rocamora y otros. John William Cooke sigue desempeñando la jefatura de la División Operaciones del Comando Superior, íntimamente vinculado a los grupos de la Resistencia y a las 62 Organizaciones.
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Militantes capturados por las Fuerzas Armadas. |
Hacia febrero de 1960, se detecta un pequeño foco guerrillero en la provincia de Tucumán, que responde al mando de un denominado Comandante Uturunco. Eso dará lugar a una acusación del secretario de Ejército, general Barcher, al gobernador Celestino Gelsi, de no haber procedido con suficiente celeridad y energía ante el brote subversivo. La polémica concluiría con una interpretación parlamentaria.
En el mes de marzo las acusaciones se repiten contra el gobernador de Córdoba, Zanichelli, a quien el comando local imputa complicidad con los grupos terroristas que actúan en la provincia, causando grandes daños a través del sabotaje industrial. El incidente se complicó, al negarse los jueces a transferir a los acusados de terrorismo a jurisdicción militar. Aunque la Suprema Corte se pronunció a favor de las atribuciones del Poder Judicial, Frondizi cedió una vez más a la presión militar e impulsó la intervención de la provincia, a pesar del mayoritario parecer adverso del bloque de la UCRI.
En el mes de marzo, finalmente, Frondizi decreta la vigencia del Plan Conintes, que asigna a las Fuerzas Arrmadas el control de la represión, subordinada a ellas las políticas provinciales y otorga a los tribunales militares jurisdicción sobre los civiles acusados de cometer actos terroristas. Como resultado de la represión, se producen más de tres mil detenciones. En la mayor parte de los casos se trata de militantes obreros que participan en las luchas de la Resistencia, aunque también hay estudiantes y militares.
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La represión en el Plan Conintes. |
Los trabajadores, pilar fundamental de la lucha que viene librando el peronismo, son los principales destinatarios de las medidas represivas. Se multiplican los allanamientos de locales sindicales y las organizaciones de la Resistencia sufren una seria dispersión. Sin embargo, la prisión de los "Conintes" (como se denomina a los detenidos en virtud de ese régimen) dará lugar a intensos contactos entre militantes, que intercambian y revalorizan sus experiencias.
Hacia fines de mes de marzo tienen lugar elecciones de renovación parlamentaria. El peronismo torna a volcarse al voto en blanco, que constituye el más numeroso (2.230.000). Le sigue la UCR del Pueblo con 2.120.000, en tanto que la UCRI solamente obtiene 1.830.000. El partido gobernante no pierde su mayoría en la Cámara de Diputados, pero resigna 23 bancas. Por lo demás, el resultado confirma la debilidad política del frondizismo.
Los alzamientos militares continuarían sucediéndose, aunque no serían todos del mismo signo. En el mes de junio se pronuncia en San Luis el general Fortunato Giovanonni, con una proclama demencial en la que denuncia la "... red de funcionarios marxistas, enquistados en el gobierno, protegidos y adjudicados por el equipo trotskista dirigido personalmente por Frondizi... ". Apoyan el alzamiento elementos civiles del radicalismo del pueblo, pero es rápidamente sofocado.
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El general Perón en su exilio español. |
En esos días, el presidente Frondizi parte nuevamente hacia el exterior, acaso buscando un desahogo a la problemática realidad interna. Esta vez su destino es Europa, donde se propone gestionar ante el Mercado Común una reducción de los aranceles aduaneros que dificultan las exportaciones argentinas. A su paso por Madrid, Perón opta por abandonar transitoriamente la ciudad, para no producir un problema diplomático al gobierno español.
En el mes de noviembre tiene lugar otro levantamiento. Esta vez es un militar peronista, el general Iñiguez, quien se pronuncia en Rosario. Los planes contemplan la toma de cuarteles y el posterior reparto de armas, para concluir con una serie de acciones que permitan el retorno de Perón. La conducción gremial, alertada, espera el éxito inicial del golpe para entrar luego en acción : "salgan los militares, que después salimos los gremios", es la consigna adoptada en aquel momento, según la recuerda el dirigente farmacéutico Jorge Di Pasquale. Pero el intento resulta rápidamente frustrado, marcando una vez más la inviabilidad del golpismo para el peronismo.
Pero habría más motivos de desvelos para Frondizi. El obcecado general Toranzo Montero ya no se conformaba con "vigilar" al gobierno y pretendía pasar a las vías de hecho. Creía contar con suficiente apoyo para ello, inclusive el del general Larcher. Conjuntamente con un grupo de oficiales allegados, preparó un extenso memorandum plagado de exigencias: se solicitaban cambios en el rumbo político, así como la eliminación de funcionarios acusados de marxistas y de los frigeristas que persistían en las administraciones provinciales.
El escrito fue presentado a Frondizi y el presidente recibió al comandante el 12 de octubre, para discutir su contenido. Pero simultáneamente propaló un discurso en el que denunciaba que "un minúsculo sector conspira para asumir el poder". Al mismo tiempo, Frondizi logró que el general Aramburu tomara contacto con los mandos del Ejécito, para disuadirlos de la posibilidad de un golpe. Para colmo, contra lo esperado por Toranzo Montero, el secretario de Ejército no se puso de su parte y se mostró solidario con el gobierno.
Privado de apoyos, el comandante debió dar marcha atrás. No obstante, Larcher presentó su renuncia, porque sus relaciones con Toranzo Montero habían quedado muy tensas. Frondizi la aceptó el 14 de octubre. En principio, el presidente recurrió a Pedro Eugenio Aramburu para reemplazarlo, pero la negativa de este le llevó a ofrecer el cargo al general Rosendo Fraga, oficial en actividad y de reconocido prestigio.
El 5 de enero de 1961, en la Iglesia de la Virgen de la Paloma de Madrid, el general Perón contrae matrimonio con María Estela Martínez. Isabel -su nombre de confirmación- acompaña el destierro de Perón desde los días de Panamá. Además de ser su secretaria, la que organiza los más pequeños detalles de la vida cotidiana, su función ha sido poner el calor y el afecto necesario en la existencia de ese hombre consagrado por entero a su causa política.