Los últimos meses de 1972 serán pródigos en sucesos: en la primera semana de Noviembre, el General Perón publica una solicitada en los diarios del país. Está dirigida a “los compañeros peronistas” y dice: “Antes de que noticias mal intencionadas puedan llegar al pueblo argentino, deseo ser yo quien les informe sobre mi proyectado viaje a la patria (…). El gobierno ha manifestado, por boca de su presidente, que está dispuesto al dialogo y que yo puedo regresar al país cuando y como lo desee, con todas las garantías.
“Ello me ha impulsado a retornar a la patria después de dieciocho años de ostracismo, por si mi presencia allí puede ser prenda de paz y entendimiento, factores que, según veo, no existen en la actualidad…
“Ya van a ser casi treinta años en que me encuentro empeñado en alcanzar tales soluciones y anhelo, si ello es posible, prestar quizás mi último servicio a la patria y a mis conciudadanos.. Por eso, a pesar de mis años, un mandato interior de mi conciencia me impulsa a tomar la decisión de volver con la mejor buena voluntad, sin rencores que en mí no han sido habituales y con la firme decisión de servir, si ello es posible. (….). Espero, Dios mediante, estar con ustedes el día 17 de noviembre próximo. Hasta entonces un gran abrazo sobre mi corazón”.
La inminencia del regreso resulta conmocionante. El 9 de Noviembre, Rodolfo Galimberti convoca a la juventud a concurrir masivamente a Ezeiza a dar la bienvenida a Perón:
“El que tenga piedras que lleve piedras, el que tenga algo más que lleve algo más”, dice.
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Las Marcha sobre Ezeiza Cortometraje de Carlos Nine Este documento realizado por jóvenes peronistas en noviembre de 1972, no fue concebido como obra cinematográfica sino como herramienta de militancia. Registra las jornadas de movilización popular frente al retorno del general Perón a su patria, tras 17 años de exilio. |
El gobierno teme que se genere un clima de insurrección y que Perón aliente a los grupos guerrilleros: a fines de Octubre el General ha designado secretario general del Movimiento a Juan Abal Medina, hermano del montonero muerto tras el secuestro de Aramburu.
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La epopeya militante. Testimonio de Eduardo D. Pereira Rossi, asesinado por la dictadura militar en agosto de 1983. |
Por esos días, llega a consideración de la Junta un documento con un plan de Mor Roig: forzar el acuerdo político o suspender las elecciones. Pero la Fuerza Aérea se opone considerando que ya no es posible dar marcha atrás en los compromisos asumidos con relación a la salida institucional.
Perón se ha trasladado a Roma. El 15 de Noviembre, desde esa ciudad, dirige un nuevo mensaje al pueblo argentino: “Pocos podrán imaginar la profunda emoción que embarga mi alma, ante la satisfacción de volver a ver de cerca de tantos compañeros de los viejos tiempos, como a tantos compañeros nuevos, de una juventud maravillosa que tomando nuestras banderas, para bien de la patria están decididos a llevarlas al triunfo.”
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Perón en Europa, se dispone al regreso. |
“También como en los viejos tiempos, quiero pedir a los compañeros de antes y de ahora, que dando el mejor ejemplo de cordura y madurez política, nos mantengamos todos dentro del mayor orden y tranquilidad. Mi misión es de paz y no de guerra”.
El 16, el país se prepara para el regreso de Perón en un clima de expectativa sin precedentes. El gobierno adopta todo tipo de medidas de seguridad y efectúa un enorme despliegue de fuerzas militares en torno al aeropuerto, destinado a impedir por todos los medios el contacto del General con su pueblo. El pretexto será “garantizar la seguridad física del ex presidente”.
A las 11.08 del día 17, bajo una llovizna pertinaz, aterriza en Ezeiza el charter DC-8 Giuseppe Verdi, de la compañía Alitalia, que trae de regreso a Perón a su patria. La acompaña una extensa comitiva –en total 54 pasajeros- de personalidades vinculadas al justicialismo: Antonio Cafiero, Juana Larrauri, el General Fatgatti, Raúl Matera, Alfredo Gómez Morales, José María Rosa, y otros muchos, además de Cámpora, Isabel, López Rega, y Raúl y Norma Lastiri, que viajan con el General en la cabina de primera clase.
A pesar de la gran cantidad de efectivos de seguridad afectados al operativo, se hace difícil impedir el paso de las columnas de militantes que se acercan a Ezeiza. Ni las armas ni la lluvia alcanzan para persuadir a la gente, que cruza el río Matanza para aproximarse al aeropuerto cercado.
Será histórica la fotografía de Perón, pisando suelo argentino tras el largo exilio, guarecido bajo un paraguas que sostiene José Rucci. Pero el conductor del Movimiento quedará preso en el Hotel Internacional de Ezeiza, donde solamente podrá tomar contacto con la comitiva oficial de bienvenida y los dirigentes políticos del Frecilina.
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Reportaje en el avión que lo conduce a Perón a la Argentina. Llegada a Ezeiza. La emoción embarga a Perón en el auto que lo conduce al Hotel Internacional en Ezeiza. |
Perón relatará así aquellos momentos:”Mi llegada fue un atropello de lo más brutal y sobretodo de lo más indigno, porque han procedido con un alto grado de indignidad. Ellos decían que era para darme seguridad y me tenían preso en una pieza en el hotel (…). Cuando al fin forcé la situación, salí de la pieza y dije: “Si no estoy detenido me voy”, me pararon en la puerta con la policía, las armas y todo (…) Consigo salir e irme a mi casa (…).
Me echaron todo el ejército, toda la policía, rodearon la casa; no podía moverse nadie de allí (…). Llegó un momento en que colocaron cañones antiaéreos en la esquina de mi casa para asustarnos; pasaban aviones de la Marina, toda la noche volando bajo, también para tratar de intimidarnos.
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El pueblo en Gaspar Campos. |
Tal como se desprende del relato anterior, recién en la madrugada del Sábado 18 podrá Perón abandonar Ezeiza, para trasladarse a la cómoda residencia adquirida por el Movimiento, en la calle Gaspar Campos, de Vicente López. Circularán inciertos rumores, acerca de que sectores de las Fuerzas Armadas atentarán contra la vida del ex presidente.
Los vuelos rasantes de los aviones navales en las proximidades de la residencia, traerán inquietantes recuerdos de un pasado que, por momentos, parecerá singularmente próximo.
Pero por la mañana, el sol que comienza a abrirse paso tras la lluvia y las vocingleras columnas juveniles que vienen a saludar a Perón, parecen disipar los temores.
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El pueblo en Gaspar Campos. |
Si el régimen lo ha cercado en el aeropuerto, el pueblo lo cercará en Gaspar Campos para garantizar que nada pueda intentarse contra el hombre que, tras diecisiete años de ausencia, está de nuevo con esos trabajadores que nunca lo han olvidado.
El desfilar incesante, los cánticos y los bombos alterarán la calma de la localidad suburbana. Una y otra vez deberá Perón -acompañado de Isabel- asomarse a las ventanas de la residencia para retribuir tanta manifestación afectuosa. Por cierto, menudearán las duras y agresivas consignas de las agrupaciones juveniles identificadas con FAR y Montoneros, que exhibirán su notable capacidad de movilización.
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Declaraciones de Perón a la prensa en Gaspar Campos. |
Durante los veintiocho días que Perón permaneció en la Argentina, la residencia de Gaspar Campos pareció ser la verdadera sede gubernamental. Tal el constante desfile de fíguras políticas, pertenecientes a distintos sectores. El hecho más importante fue -sin duda- la visita de Ricardo Balbín.
Los dos viejos adversarios se tributaron un mutuo gesto de grandeza. Pudieron abrazarse, olvidando antiguos rencores, y coincidir en la necesidad de aunar esfuerzos en pos de la unión nacional.
El 21 de Noviembre, todos los partidos estuvieron presentes en una cena convocada por Perón, que se llevó a cabo en el restaurante Nino de Vicente López. Allí se esbozó la posibilidad de un frente liderado por el peronismo, que el radicalismo no se mostró deseoso de integrar. Aunque el acuerdo que surgió del cónclave fue lo bastante vago como para que todos pudieran suscribirlo, alcanzó para evidenciar la capacidad de convocatoria de Perón y la soledad de Lanusse.
La larga pulseada llegaba a su fin. Antes de la partida de Perón, quedó integrado el FREJULI (Frente Justicialista de Liberación), que formaban el peronismo , el MID, el conservadorismo popular, una fracción del socialismo, un sector de la democracia cristiana y otras agrupaciones menores.
El frente proclamó la candidatura de Perón, que éste se apresuró a declinar. Antes de abordar el avión que lo llevaría a Paraguay, el General dejó señalado el nombre del candidato presidencial: sería Héctor Cámpora. Este último, que acompañó a Perón en su vuelo a Asunción, reveló al regresar el segundo término de la fórmula: Vicente Solano Lima.
El 15 de Diciembre, el FREJULI proclamó la fórmula. Esta había sido aceptada no sin resistencias sectoriales, especialmente localizadas en la dirigencia sindical. En cambio, los grupos juveniles se apresuraron a cerrar filas en torno a Cámpora, popularizando el apodo de “el tío” y la consigna “Cámpora al gobierno, Perón al poder”, que sería retomada por todos los peronistas.
En Enero de 1973 Perón explicaría: “..si Cámpora va al gobierno Perón va al poder, como dicen los muchachos. Es lógico si lo he puesto a Cámpora es porque se que es un hombre de una lealtad insobornable (…). Porque yo puedo hacer mucho más afuera del gobierno que dentro de él”.
El 2 de Enero se oficializaban las listas electorales –el radicalismo había proclamado la fórmula Balbín Gamond- y el 21 se lanzaba la campaña del FREJULI, con un acto en San Andrés de Giles (el pueblo natal de Cámpora) al que los sectores juveniles aportaron su entusiasmo y sus duras consignas.
El 30 de Enero el ministro Mor Roig anunciaba que la Junta de Comandantes había establecido cinco puntos, a manera de exigencia para el partido que resultara triunfante en las elecciones: acatamiento a la Constitución y respeto a la independencia del Poder Judicial, dejar de lado amnistías indiscriminadas, y compartir con las Fuerzas Armadas la responsabilidad en materia de seguridad interna y externa. Era un último intento por hacer valer un poder de coacción ya inexistente.
El 6 de Febrero la Junta resolvió prohibir el ingreso de Perón al país hasta después de que asumieran las nuevas autoridades. Mor Roig explicó que su presencia “complicaría el panorama político”.
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Acto de la campaña del Frejuli. |
En Francia, Perón afirmaba: “No habrá segunda vuelta. El 11 de Marzo el pueblo argentino votará en masa por el peronismo. Estoy convencido de ello. Pero una cosa es llegar al gobierno primero y un mes después al poder…”.
El 9 de Marzo, ante la creciente inquietud militar y los recurrentes rumores golpistas, Lanusse afirmaba que sería respetada la voluntad popular. Eso no le impediría incurrir en un último -vano- intento de “persuadir” al pueblo: pocos días antes de las elecciones, en un discurso difundido por radio y televisión, recomendó abiertamente no votar por los candidatos del FREJULI, para “evitar un salto al vacío”. Todo estaba dicho. Hablarían las urnas.