(4) Su testamento
Cuando sus fuerzas se lo permitían, Eva trabajaba en el manuscrito de un
libro que pensaba titular "Mi mensaje". Frecuentemente telefoneaba
a Apold en horas de la noche, para leerle algunos párrafos.
Figura 11:
"Si Dios llevase del mundo a Perón antes que a mí, yo me iría con
él porque no sería capaz de sobrevivir sin él, pero mi corazón se quedaría
con mis descamisados, con mis mujeres, con mis obreros, con mis ancianos,
con mis niños para ayudarlos a vivir con el cariño de mi amor; para ayudarlos
a luchar con el fuego de mi fanatismo y para ayudarlos a sufrir con un
poco de mis propios dolores. He sufrido mucho, pero mi dolor valía la
felicidad de mi pueblo y yo no quise negarme -no quiero negarme-, acepto
sufrir hasta el último día de mi vida si eso sirve para restañar alguna
herida o enjugar alguna lágrima." (Mi Mensaje)
Tal vez con el objeto de incluirlo en ese volumen, el 29 de junio redactó
un texto a manera de testamento, que se daría a conocer recién después de
su muerte. Estaba encabezado como una carta y decía, entre otras cosas: "Quiero
vivir eternamente con Perón y con mi pueblo. Esta es mi voluntad absoluta
y permanente y es, por tanto, mi última voluntad.
Figura 12:
"Pero si Dios me llevase del mundo antes que a Perón, yo
quiero quedarme con él y con mi pueblo, y mi corazón y mi cariño y mi
alma y mi fanatismo seguirán en ellos, seguirán viviendo en ellos, haciendo
todo el bien que falta, dándoles todo el amor que no les pude dar en los
años de mi vida, y encendiendo en sus almas todos los días el fuego de
mi fanatismo que me quema y me consume como una sed amarga e infinita."
(Mi Mensaje)
"Donde este Perón y donde estén mis descamisados allí estará siempre
mi corazón para quererlos con toda la fuerza de mi vida y con todo el fanatismo
que me quema el alma (...) he sufrido mucho; pero mi dolor valía la felicidad
de mi pueblo...
Figura 13:
"Yo estaré con ellos para que sigan adelante por el camino
abierto de la justicia y de la libertad hasta que llegue el día maravilloso
de los pueblos.
Yo estaré con ellos peleando en contra de todo lo que no sea pueblo puro,
en contra de todo lo que no sea la "ignominiosa" raza de los
pueblos.
Yo estaré con ellos, con Perón y con mi Pueblo, para pelear contra la
oligarquía vendepatria y farsante, contra la raza maldita de los explotadores
y de los mercaderes de los pueblos. Dios es testigo de mi sinceridad.
El sabe que me consume el amor de mi raza, que es el pueblo." (Mi
Mensaje)
Yo no quise negarme -yo no quiero negarme- yo acepto sufrir hasta el último
día de mi vida si eso sirve para restañar alguna herida o enjugar una lágrima
(...) Dios es testigo de mi sinceridad; y El sabe que me consume el amor de
mi raza que es el pueblo.
Figura 14:
"Todo lo que se opone al pueblo me indigna hasta los límites
extremos de mi rebeldía y de mis odios, pero Dios sabe también que nunca
he odiado a nadie por si mismo, ni he combatido a nadie con maldad, sino
por defender a mí pueblo, a mis obreros, a mis mujeres, a mis pobres
"grasitas" a quienes nadie defendió jamás con más sinceridad
que Perón y con más ardor que "Evita"". (Mi Mensaje)
"Todo lo que se opone al pueblo me indigna hasta los límites extremos
de mi rebeldía y de mis odios. Pero Dios sabe también que nunca he odiado
a nadie por sí mismo, no he combatido a nadie con maldad, sino por defender
a mi pueblo, a mis obreros, a mis mujeres, a mis pobres grasitas a quienes
nadie defendió jamás con más sinceridad que Perón y con más ardor que Evita.
Figura 15:
"Pero es más grande el amor de Perón por el pueblo que mi
amor; porque él, desde su privilegio militar supo encontrarse con el pueblo,
supo subir hasta su pueblo, rompiendo todas las cadenas de su casta. Yo,
en cambio, nací en el pueblo y sufrí en el pueblo. Tengo carne y alma
y sangre del pueblo. No podía hacer otra cosa que entregarme a mi pueblo.
Si muriese antes que Perón, quisiera que esta voluntad mía, la última
y definitiva de mi vida, sea leída en acto público en la Plaza de Mayo,
en la Plaza del 17 de Octubre, ante mis queridos descamisados. Quiero
que sepan, en ese momento, que quise y que quiero a Perón con toda mi
alma y que Perón es mi sol y mi cielo." (Mi Mensaje)
"Quiero que todos mis bienes queden a disposición de Perón como representante
soberano y único del pueblo. Yo considero que mis bienes son patrimonio del
pueblo y del movimiento peronista que es también del pueblo, y que todos mis
derechos como autora de "La razón de mi vida" y de "Mi mensaje",
cuando se publique, sean también considerados como propiedad absoluta de Perón
y del pueblo argentino (...). Quisiera que se constituya con todos esos bienes
un fondo permanente de ayuda social para los casos de desgracias colectivas
que afectan a los pobres y deseo que ellos lo acepten como una prueba más
de mi cariño (...)
Figura 16:
"Por fin, quiero que todos sepan que si he cometido errores
los he cometido por amor y espero que Dios, que ha visto siempre mi corazón,
me juzgue no por mis errores ni mis defectos, ni mis culpas, que fueron
muchas, sino por el amor que consume mi vida. Mis últimas palabras son
las mismas del principio: quiero vivir eternamente con Perón y con mi
Pueblo." (Mi Mensaje)
Mis joyas no me pertenecen. La mayor parte fueron regalo de mi pueblo. Pero
aún las que recibí de mis amigos o de países extranjeros o del general, quisiera
que vuelvan al pueblo.
Documentos:
Testamento de Eva Perón.
Ver
No quiero que caigan jamás en manos de la oligarquía y por eso deseo que
constituyan, en el museo del peronismo, un valor permanente que sólo podría
ser utilizado en beneficio directo del pueblo (...) Así yo me sentiré siempre
cerca del pueblo y seguiré siendo el puente de amor tendido entre los descamisados
y Perón.
Figura 17:
"Dios me perdonará que yo prefiera quedarme con ellos, porque
él también está con los humildes y yo siempre he visto en cada descamisado
un poco de Dios que me pedía un poco de amor que nunca le negué."
(Mi Mensaje)
"Por fin, quiero que todos sepan que si he cometido errores los he cometido
por amor y espero que Dios, que va visto siempre en mi corazón, me juzgue
no por mis errores, ni mis defectos, ni mis culpas, que fueron muchas, sino
por el amor que consume mi vida... " (11).