HACIA UN NUEVO MUNDO BIPOLAR: HEGEMONÍA COLONIALISTA O LIBERACIÓN

HACIA UN NUEVO MUNDO BIPOLAR: HEGEMONÍA COLONIALISTA O LIBERACIÓN

El sendero de integración nacional propuesto por el justicialismo comienza por la organización de la acción solidaria de la comunidad escalando en instituciones que den contención al desarrollo de su participación social. Primero será la consolidación de la solidaridad social motorizando gremios de trabajadores, empresarios y comerciantes, para evolucionar luego hacia una solidaridad nacional que sostendrá a los consejos de gremios y fuerzas políticas que interactuarán con los gobiernos en su acción ejecutiva. Pero este proceso de crecimiento solidario no se detiene ahí. Esa maduración colectiva se proyectará hacia nuevos ámbitos en un proceso de integraciones mayores. Por eso el peronismo una vez resuelta la unidad nacional cómo resultado de la consolidación de una solidaridad nacional, promueve la unidad latinoamericana para consolidar una solidaridad continental como paso previo hacia la universalización final.
De esto depende la liberación del colonialismo, de que los pueblos encuentren despejado el camino a el aumento de su cultura social provocado por su crecimiento solidario y la consecuente maduración de nuevas instituciones políticas y sociales.
Estos procesos por supuesto encuentran la resistencia de los países desarrollados que para mantener su esquema de dominio económico actual promueven formas democráticas fosilizadas que impiden la maduración de esa solidaridad social, estimulando la meritocracia egoísta. Estas formas democráticas del pasado son defendidas desde un discurso hegemónico que las presentan como la solución a todos los problemas del hombre, pero que en realidad garantizan un ciudadano infantilizado alimentado por una enorme industria del entretenimiento y la manipulación informativa para disociarlo de la realidad.
La verdadera batalla cultural es enfrentar y denunciar a estas democracias coloniales y construir las nuevas democracias que puedan romper estos diques de contención de las movilizaciones comunitarias. El acceso al continentalismo como paso previo al universalismo sólo se logrará cuando los pueblos puedan romper la trampa de las democracias liberales que impiden su maduración colectiva.
Ya lo advertía Juan Perón:
“…Estamos en la aurora de un nuevo renacimiento, pero seríamos muy ingenuos si confiáramos en que tal renacimiento resultará un producto espontáneo de la historia del mundo. Como participamos de una etapa en la cual las determinaciones políticas básicas se dan en el nivel de los pueblos organizados en Estados, la unión que conduzca al universalismo sólo puede provenir de los pueblos mismos antes que de decisiones arbitrarias. La experiencia histórica así lo enseña…” (3)
Mucho se habla hoy de un mundo multipolar cómo consecuencia del ascenso de los países asiáticos que crecen en forma asombrosa en su desarrollo económico. Sin embargo si analizamos las características de los intereses políticos y los discursos doctrinarios expresados en sus acciones en las relaciones internacionales, veremos que más allá de los matices, en realidad lo que existe es una bipolaridad entre un EEUU que junto con los países más desarrollados intentan mantener un modelo democrático hegemónico al servicio de sus planes de dominio mundial y por otro lado a los países del tercer mundo que resisten a ese intento planteando una alternativa superadora. Ya Juan Perón en el Modelo Argentino hace cinco décadas preanunciaba esta circunstancia cuando explicaba:
_“…No cabe duda que el Tercer Mundo debería conformarse como una extensa y generosa comunidad organizada. El Modelo Argentino incorpora y sintetiza nuestra “Tercera Posición”, pero no puede dejar de reconocer que “Tercer Mundo” y “Tercera Posición” no significan lo mismo.
La Tercera Posición es una concepción filosófica y política. No todos los países que integran el “Tercer Mundo” participan necesariamente de ella. Es prudente admitir, en consecuencia, que la fortaleza del Tercer Mundo ha de residir precisamente en la sólida configuración de un movimiento que respete la pluralidad ideológica, siempre que conserve el denominador común de la liberación.”
Para agregar:
“…Desde el punto de vista político, se trata de lograr un nivel aceptable de coincidencias entre todos los países que se hallan fuera de la franja industrial del hemisferio norte, con las inevitables excepciones. Estoy pensando en América Latina, África, Medio Oriente y Asia, sin distinciones ideológicas.” (4)
Estos conceptos hoy encuentran una coincidencia en las pautas que orientan la política exterior de la República Popular China. Así lo expresa Li Guoxing ex embajador de China en Argentina en su libro “La Política Exterior de China” :
“…el establecimiento sucesivo de los lazos de amistad, unidad y cooperación con los países del tercer mundo en vías de desarrollo, forma parte de los puntos elementales de la política exterior de China. Los países del tercer mundo siguen siendo una existencia real y representan la mayoría dentro de los países del mundo. Apoyamos firmemente a que los países en vías de desarrollo sigan el camino de la unión, el auto fortalecimiento y la cooperación Sur-Sur, y reclamamos modificar el irrazonable orden económico internacional a través de las negociaciones globales.
Sin luchar contra la política hegemonista, no se podrá lograr o mantener ni la paz mundial o regional, ni la seguridad nacional de cada país. El hegemonismo a que nos referimos no indica a ningún determinado país, sino a una conducta infractora a las normas mundialmente reconocidas en las relaciones internacionales. China no procura la hegemonía y apoya todas las justas luchas contra el hegemonismo y la política de fuerza.
China desea desarrollar relaciones con todos los países del mundo en base de los cinco principios de respeto mutuo a la soberanía estatal e integridad territorial, no agresión, no intervención en los asuntos internos de otros países, igualdad, beneficio recíproco y coexistencia pacífica. (5)
El camino de una nueva bipolaridad mundial está abierto y en crecimiento. Por un lado los intentos de dominación imperialista de Estados Unidos y la OTAN que desean consolidar su hegemonía mundial y por otro lado los pueblos del tercer mundo hoy liderados por los países asiáticos que luchan por su libertad.
Quizás la enorme responsabilidad del justicialismo, con hondas raíces culturales en el occidente cristiano, sea trazar un puente entre oriente y occidente en esta batalla final por la liberación de los pueblos.
Ver conferencia: Mao y Perón, dos senderos hacia la autodeterminación popular                                                                                       https://www.youtube.com/watch?v=FXQEu9P2UOc

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