(3) Universidad y Pueblo
"Ampliamos y extendimos la acción de la Universidades argentinas llevando de veinte a cien mil la población estudiantil universitaria, y dando lugar a que numerosos latinoamericanos se incorporaran a ellas. Sólo en la Universidad de Buenos Aires - comenta Perón ya desde el exilio-, quince mil estudiantes de latinoamérica siguen los cursos de las diferentes profesiones. En 1945 no pasaban de mil en todas las universidades reunidas. Algo ha de haber pasado en estos ocho años en las universidades argentinas para que así sea."
Figura 19:
Tapa de Poesía Argentina, con un dibujo de Edgar Koetz.
Así también Perón en 1948 había comentado en un artículo periodístico: "nuestras universidades servían, a lo sumo, para marcar una orientación en el alumnado, para adquirir una cultura verbalista y memorista, pero sin contenido real, sin que los conocimientos teóricos se encontrasen acompañados de la práctica, ni mucho menos de la investigación científica".
Documentos:
La Nación Argentina, justa, libre y soberana
4ta Parte. Provincias. Indice alfabético de la obra - Colofón.
En el Artículo mencionado, Perón no deja de tratar el tema del cuerpo docente universitario: "la calidad del profesor universitario ha sido, triste es reconocerlo, salvo honrosas excepciones, una simple ayuda de gastos, un título para moverse en sociedad o un anzuelo para atraer mayor clientela particular". Esa era la calidad de los docentes universitarios cuando la llegada del peronismo al poder.
Figura 20:
Clase en la facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. La crítica liberal descargaría sobre el plantel de profesores un ácido mote: "Los flor de ceibo".
El gobierno peronista dio un paso verdaderamente revolucionario en la enseñanza universitaria, cuando en junio de 1949 suprimió los aranceles para cursar estudios superiores. Así tuvo posibilidades mayores de ingreso, una ancha franja de la sociedad que estuvo siempre marginada de la universidad casi exclusivamente por razones económicas.
Según Fermín Chavez los "reformistas" más recalcitrantes desconocerían el significado de la medida y darían escasa importancia al hecho que la población estudiantil que en 1943 era de 63.319 alumnos, ascendió a 201.437 en 1949, y tal vez menos importancia a que el presupuesto universitario escalaría de 41 millones en 1943 a 200 millones en 1949.
Figura 21:
Escenografía de Mario Vanarelli para Electra, en el Festival 17 de octubre (1950)
La universidad en el período justicialista no fue una mera fábrica de títulos, sino una fuente de conocimientos al servicio del pueblo, pues la localización de los establecimientos en todas las regiones del país y la vinculación real con las necesidades del medio, hicieron de ellas verdaderos centros de discusión de los problemas nacionales.
Figura 22:
La Universidad Obrera fue uno de los grandes logros del gobierno justicialista. Su implementación hizo realidad la posibilidad del acceso a los estudios terciarios a los obreros jóvenes, previo paso por las Escuelas Técnicas.
Los “flor de ceibo”
Durante los gobiernos justicialistas, la universidad fue atacada en forma permanente por la oposición, fundamentalmente su cuerpo docente fue víctima de las burlas e ironías por parte de los liberales pseudointelectuales. Los docentes universitarios, en el período justicialista fueron llamados 'flor de ceibo" en alusión irritativa a los productos que el gobierno peronista ponía al alcance popular mediante precios muy bajos. La realidad fue otra, pues los flor de ceibo existieron solo en la mitología liberal.
Figura 23:
Julio de 1953: Perón recibe a Vacarezza, Ponferrada y otros.
Así, solo mencionaremos algunos docentes universitarios que ocuparon las cátedras durante el período justicialista:
Alfredo Poviña, César E. Pico, Nimio de Anquín, Carlos Astrada, Rodolfo Mondolfo, Julio Perceval, Renato Treeves, Diego F. Pro, Jaun R. Sepich, Héctor Llambías, Ramón M. Alsina, Juan Bussolini, Coriolano Alberini, Luis Juan Guerrero, J.M.Bargalló Ciirio, Guido Parpagnoli, Roberto H. Marfany, Juan Pichon Riviere, Horacio R. Descole, Miguel Angel Virasoro, Manuel Gonzalo Casas, Jorge Hernán Zucchi, Emilio Estiú, Carlos Cossio, Raymundo Pardo, Rodolfo M. Agoglia, Tomás D. Casares, Luis Farré, Jorge Enrique Míguens, Raúl F. Matera, Benito Raffo Magnasco, Alberto Baldrich, Hernán Benitez, Raúl D.Bustos Fierro, Angel Vasallo, Roger Labrousse, Abelardo F. Rossi, José Imbelloni, José María de Estrada, entre otros.
Figura 24:
El General Perón intentó la organización política de los estudiantes universitarios, para su inserción en los estamentos de conducción del gobierno nacional. Sin embargo la Confederación General Universitaria no lograría el consenso necesario en la masa estudiantil.
El padre Hernán Benitez se preguntaría después del 55: "¿por qué me echaron los "libertadores" de la cátedra de Antropología en la Facultad de Filosofía y Letras? ¿Y por qué me procesaron ante la justicia por mi actuación en el Instituto de publicaciones del rectorado de la Universidad? No se escandalizarían ustedes al oírlo. Mis pecados fueron veintiocho volúmenes de más de 300 páginas cada uno de la Revista de Universidad de Buenos Aires.
Figura 25:
Pablo Neruda en Buenos Aires, en 1947, firma un tratado de amistad con Ricardo Molinari y otros.
Volúmenes que con enorme esfuerzo publicamos en los años 48 a 54. A ellos deben sumarse cuatro tomos más preparados para su publicación, los que quedaron nonatos al desatarse sobre la Universidad y sobre el país el furor revanchista del 55." Después, el padre Benitez daría precisas explicaciones sobre la persecución:"¿Por qué la particular inquina contra la revista de la Universidad? Porque en ella habíamos estudiado con dedicación la doctrina justicialista, de la que nuestros opositores hacían ludibrio. Porque en ella habíamos logrado dialogar de igual a igual con las principales universidades del mundo. Porque con ella habíamos conquistado (como lo reconoció el ex rector Coriolano Alberini) un nivel cultural jamás antes alcanzado en la Universidad. En fin, porque logramos convertirla en un foro mundial de pensamiento."
