¡Honremos a Juan Perón! (II) La democracia integrada

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Este documento fue redactado antes que se desatara la crisis del Coronavirus.
La respuesta de los distintos Estados ante la pandemia está evidenciando de una forma brutal lo que Juan Perón anunciara en El Modelo Argentino:
“Las coaliciones imperialistas no impiden que se cumpla una constante histórica: los imperios se autodestruyen. Y están a la vista algunos signos de una seria pérdida de la capacidad hegemónica en los imperialismos hasta ayer dominantes”.
“La historia muestra también que está terminando en el mundo el reinado de las oligarquías y las burguesías y que comienza el reinado de los pueblos. Con ello el demoliberalismo y su consecuencia, el capitalismo, están cerrando su ciclo. El futuro, es patrimonio de los pueblos.”
La decadencia de las instituciones políticas del neoliberalismo esta demostrando su impotencia y limitación ante la grave crisis. Sin embargo nadie en política se retira ni cede sus privilegios. Como siempre ocurre en los tiempos revolucionarios primero se sabe lo que no se quiere más que lo se quiere. Por eso importante es ponerse de acuerdo en lo que lo va a reemplazar.
El debate sobre la propuesta de Juan Perón aparece entonces como fundamental, no solamente para los argentinos sino para el mundo que sigue buscando un camino de esperanza.
Estamos convencidos que en las enseñanzas dejadas por el líder se encuentra la respuesta a los grandes interrogantes del futuro.
Ante la incertidumbre entonces profundicemos el debate con la convicción que reza nuestra marcha de que: “TODOS UNIDOS TRIUNFAREMOS”.

La convocatoria a los Consejos Socio Económicos

¡Honremos a Juan Perón! (II)

La democracia integrada

“…La política, hoy, ya no son dos trincheras en cada una de las cuales está uno armado para pelear con el otro. Este mundo moderno ha creado necesidades, y los pueblos no se pueden dar el lujo ya de politiquear. Esos tiempos han pasado; vienen épocas de democracias integradas en las que todos luchan con un objetivo común, manteniendo su individualidad, sus ideas, sus doctrinas y sus ideologías, pero todos trabajando para un fin común. Ya nadie puede tratar de hacer una oposición sistemática y negativa, porque los países no pueden ya aguantar una actitud política semejante…”

Juan Domingo Perón. 2 de agosto de 1973.

1. La democracia integrada

El sentido revolucionario de la nueva participación ciudadana planteada por Juan Perón en el Modelo Argentino que ha inspirado la promulgación por parte del Gobierno Nacional de los Consejos socioeconómicos se debe enmarcar dentro de un concepto mayor: la Democracia Integrada.


Si bien la democracia es un bien ganado por la ciudadanía argentina que ha dejado atrás la dolorosa época de las dictaduras militares, la enorme crisis de 2001 desnudó las falencias de esas instituciones políticas dejando claro que no resolvían los problemas fundamentales de la Nación. La cruda realidad de la crisis demostró que pese a las buenas intenciones, con la democracia liberal no se come, ni se educa, ni se cura.


Nuestra democracia hoy esta sustentada por una la lucha electoralista que genera una puja para lograr el acceso al gobierno e imponer desde ahí una propuesta de acción política consensuada por el voto ciudadano. Sin embargo estas formas de participación del sistema demoliberal, provocan un Gobierno y Estado con una relación unidireccional con la sociedad, donde se concibe al ciudadano como un elemento aislado donde solamente puede dar rienda suelta a sus apetencias materialistas sin posibilidad de crecer respecto a su cultura social. La falta de compromiso genera una infantilización del sistema, provocando falta de cohesión social y desconfianza entre la Comunidad lanzada a una lucha de todos contra todos en una meritocracia individualista y un gobierno sin poder real, producto de una Nación que no posee un rumbo común donde proyectarse.

En una reunión multipartidaria Perón junto a Héctor Sandler, Ricardo Balbín y Juan Carlos Coral.

La supuesta acción democrática de dejar en manos del ciudadano la opción de elegir al gobierno oculta el mecanismo de un sistema que provoca un ciudadano infantilizado sin posibilidad de maduración cultural posible generando una comunidad insolidaria  impulsada hacia el egoísmo social. Genera además una sociedad debilitada, blanco fácil de las nuevas herramientas de colonización política como la manipulación informativa y la disociación política. La opción electoral entre ciudadanos meritocráticos se puede transformar en la elección de la cuerda de donde las fuerzas coloniales nos van a colgar. Necesitamos por eso una nueva democracia donde la forma de representación permita la maduración colectiva del ciudadano, sus dirigencias e instituciones.

Hoy la batalla cultural que definirá el destino de la Nación será entre estas dos formas de representación ciudadana irreconciliables. Una promueve el aumento de la cultura social de la comunidad y abre un camino de diálogo y consenso comunitario y que representa un camino de liberación, y la otra se basa en una participación que justamente lo impide y abre el camino al colonialismo.

El tabicamiento individual promovido por la democracia liberal brinda a las dirigencias políticas  la exclusividad de la creación de las normas y las grandes decisiones. Necesitamos un ciudadano que tenga la posibilidad de ser parte de esas responsabilidades y que pueda asumir un compromiso solidario con su comunidad. Para ello se debe romper con el verticalismo que desde el poder imponen las viejas democracias liberales donde desde un ideologismo racionalista ejercido por una vanguardia profesional nos imponen su interpretación de los problemas y las soluciones.

La democracia colonial es experta en “escuchar al ciudadano” realizando timbreos, o multiplicando las formas de recibir la consultas y reclamos. En adición el sistema demoliberal permite e incentiva la participación en problemáticas sociales y políticas secundarias, aleatorias o sectoriales. La democracia Integrada sostiene que no basta con escuchar los reclamos, sino permitir a la Comunidad resolver los grandes problemas de la Nación y en ese sentido la conflictividad sectorial debe dilucidarse desde una perspectiva nacional. Todos saben que participar en conflictos secundarios dejando las grandes soluciones en manos del poder político no incentiva la participación popular. Un ejemplo claro es el agotamiento de los Presupuestos Participativos.

“…Crecieron también la sensibilidad y la capacidad política, al impulso de la mayor participación del ciudadano.

Pero esta mayor capacidad de intervención política de la ciudadanía, más allá de su participación en las urnas, fue bastante mal usada. Se pusieron frente a ellas los árboles que no dejaron ver el bosque. Se saturó el panorama político nacional con cuestiones menores, y el ciudadano no llegó a formarse una concepción general de la problemática nacional que abarca suficientemente todos los campos de sus actividades.

Así, el Pueblo fue comprendiendo que no debía permanecer indiferente ante los problemas políticos nacionales y adoptó la decisión de ser protagonista de su historia, rompiendo con los esquemas tradicionales que intentaron relegarlo a la simple condición de espectador.

El “cambio” ya no consiste en una abstracción vacía. El Pueblo todo quiere conocer el signo, el sentido y el contenido preciso de esa expresión. Es que el Pueblo advierte con claridad que si el cambio no es nacional, no responderá a sus reales necesidades.”

Juan Perón. Modelo Argentino para el Modelo Nacional

La Comunidad debe “sentirse partícipe” de las grandes decisiones nacionales. Eso puede lograrse abriendo la acción ejecutiva de gobierno a todas las representaciones sociales y políticas brindando un marco institucional adecuado como los Consejos socioeconómicos y la apertura de las acciones ejecutivas a los Partidos Políticos además de su tradicional función legislativa.

Perón y Balbín en la residencia de Gaspar Campos el 31 de julio de 1973.

Pero lo fundamental es impregnar de un espíritu autodeterminante al conjunto de la Comunidad, transparentando la acción política de todas las dirigencias que deben previamente ponerse de acuerdo en un plan estratégico y ordenar los principios fundamentales que sostendrán el esfuerzo común para lograr el objetivo deseado. Esos principios doctrinarios que van a regir la acción política deben ser compartidos a toda la Comunidad y luego el Gobierno tiene que sistematizar el esfuerzo del conjunto planificando los compromisos tomados (la Planificación política es todo un gran tema que profundizaremos en otra nota).


2. Los nuevos partidos políticos. Como profundizar el Frente de Todos


Mucho se habla de la crisis de las representaciones partidocráticas y siempre se tiende a pensar al peronismo como una impugnación a la forma de representación de los Partidos Políticos. Los Consejos Socio-Económicos por ejemplo, no son una imposición institucional que tiende a reemplazar a los Partidos políticos como expresión genuina de la comunidad argentina. En su última presidencia Juan Perón también incluía en la superestructura ejecutiva a los partidos políticos generando un nuevo rol para la oposición, propiciando un nuevo ámbito de participación además del Congreso de la Nación. El Consejo para el Proyecto Nacional era el ámbito que incluía a todas las dirigencias políticas y sociales de la República. Para este fin se habilitaron oficinas en la Casa de Gobierno para que todas las fuerzas políticas pudieran opinar y debatir sobre los planes de gobierno de manera directa. También se incluía a Ricardo Balbín en las reuniones de gabinetes ampliadas.


Dejemos claro entonces que no estamos en desacuerdo con los Partidos Políticos. Estamos en desacuerdo con los partidos políticos que se sustentan en una filosofía de acción basada en una representación ciudadana que fomenta el individualismo extremo e impide la vinculación social con la comunidad. Estamos en desacuerdo con los partidos políticos que quieren mantener la exclusividad de las decisiones fundamentales de la Nación y que compiten ferozmente por acceder al gobierno y desde ahí imponer su interpretación.


Es importante este debate para poder articular una interpretación que ayude en el proceso de institucionalización de las fuerzas políticas que forman parte del Frente de todos para permitir la continuidad del mismo y su fortalecimiento.


El sentido de la Comunidad Organizada es ordenar las capacidades creativas y constructivas de una comunidad detrás de un objetivo común como es la grandeza de la Nación. Pero sobre un objetivo único puede haber variantes de interpretación sobre los caminos a arribar  y de eso se trata la nueva democracia: el debate sobre las distintas  alternativas hacia una aspiración común.
Explicaba Perón que la complejidad del mundo y sus problemáticas exigían una acción política que fortaleciera a la comunidad en su conjunto es decir Pueblo e instituciones.


Juan Perón ponía el ejemplo de las democracias de emergencia que reconstruyeron las naciones europeas luego ser arrasadas en la segunda guerra mundial. Explicaba que existía entre todas las fuerzas políticas un acuerdo fundamental que era la reconstrucción de sus países que permitieron recuperarlas en el transcurso de 10 años.

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El líder entendía que ese espíritu de unidad sobre una acuerdo estratégico de las distintas fuerzas políticas debía sistematizarse en una acción permanente, explicando que ante el aumento de la conflictividad y complejidad creciente de los procesos socioeconomicos las fuerzas políticas del país, sus ciudadanos sus dirigentes y sus instituciones más representativas debían armonizar sus esfuerzos detrás de objetivos comunes manteniendo una diversidad que se presentara como alternativas para alcanzarlo.

Juan Perón planteaba que el país se encontraba en emergencia debido a la extrema debilidad de su clase política que había de alguna forma auspiciado 18 años de ignominia insitucional detrás de dictaduras de todo tipo y democracias proscriptivas. Esto sumado a la destrucción del espíritu de solidaridad logrado en el hombre argentino en los dos primeros gobiernos peronistas generaban una enorme labilidad institucional, que el país lamentablemente vería estallar luego de la muerte del líder.


Claro que la conformación de la democracia integrada se fundamentaba  también en la necesidad de dejar  atrás los ordenamientos políticos detrás de ideologías racionalistas dando lugar a la organización de las nuevas capacidades creativas de la Comunidad. Había que promover la capacidad creativa de la comunidad generando la elaboración de una nueva identidad ideológica en proceso dinámico y permanente, incorporando a los mecanismos representativos el nuevo derecho humano del ciudadano moderno: el derecho a construir su destino.


Por lo tanto los marcos ideológicos que dieron nacimiento a los viejos partidos políticos, debían dejar paso a nuevas formas de construcción identitaria que permitan a la comunidad toda ser parte de esa acción creativa. Por eso el planteo expresado en el Modelo Argentino era de ponerse de acuerdo no en plataformas ni esquemas ideológicos sino en grandes principios comunes para ordenar ese proceso. La función de las dirigencias no sería la de elaborar el camino a seguir, sino el de coordinar las potencialidades creativas de la comunidad en ese sentido.

“…En primer lugar, nada se edifica sin claridad de objetivos, sobre la base de una ideología común que reúna a hombres que sienten de la misma manera, lo que se considera fundamental para el país. Sabemos que esto se concreta en una doctrina que abre un amplio espacio de coincidencia aceptado por la mayoría de la comunidad para ponerlo en práctica en su organización.

Es necesario, además, instaurar un inalienable principio de objetividad. Que la organización sea objetiva significa que todo fundamento de estructuración debe prescindir de abstracciones subjetivas, recordando que la realidad es la única verdad. Y no puedo pensar otro criterio de objetividad que no sea la presencia de la voluntad del pueblo como guardián de su propio destino.”

Juan Perón. Modelo Argentino para el Modelo Nacional

En ese sendero podría haber distintos acentos e interpretaciones sobre la mejor manera de arribar al objetivo querido por todos, lo que brindaría una diversidad enriquecedora que sería la base para una nueva conformación partidaria.

En ese camino la Unidad  podría  darse detrás de tres grandes principios generales. Nada ni nadie podría promover acciones en contra de la Justicia social, la independencia económica y la soberanía política de la patria.

Ahora bien, dentro de ese amplio abanico doctrinario podría haber lugar a diversidades que quizás podrían diferenciarse en acentuar más los derechos individuales o los sociales, o que se apoyara en los clásicos momentos económicos de expansión o contracción. Es difícil saberlo porque deberá surgir libremente como expresión de la nueva participación comunitaria.

Si bien estamos lejos de esta situación lo señalamos para intentar describir el espíritu revolucionario y de amplitud ideológica que se abre en el proceso de consolidación de las fuerzas que enfrentaron la aberración Macrista.

Desde esta perspectiva quizás podemos interpretar mejor la actitud expresada por el líder en su tercera presidencia cuando intentó sin éxito dejar a Ricardo Balbín como presidente de la republica ante la mirada atónita de todas las dirigencias partidocráticas de entonces, especialmente las del justicialismo y el radicalismo que se opusieron férreamente.

3. La Comunidad Organizada, principio y fin del justicialismo

1 de mayo de 1973. Aspecto general del Congreso de la Nación mientras Perón lee su mensaje ante la Asamblea Legislativa presentando El Modelo Argentino.

“…El primer objetivo del Modelo Argentino consiste en ofrecer un amplio ámbito de coincidencia para que de una vez por todas los argentinos clausuremos la discusión acerca de aquellos aspectos sobre los cuales ya deberíamos estar de acuerdo.

Es imprescindible que mis conciudadanos comprendan que la presencia central del Justicialismo en un Modelo que deseo para todos los argentinos, sin exclusiones de sectores, no responde al intento de forzar una indebida generalización de principios meramente partidarios. Si acudo a la respuesta justicialista no es por sectarismo o personalismo; estoy lejos de una actitud semejante.

La fundamentación justicialista no se incorpora por reflejar un sector parcial de opinión ideológico-política, sino por razones de índole totalmente diferentes.

En primer lugar, porque encarna principios permanentes emanados de la esencia misma del hombre. En segunda instancia, porque el Pueblo ha impregnado al Justicialismo de las constantes básicas de nuestra nacionalidad. Por último, como Tercera Posición, porque define una histórica determinación de autonomía e identidad nacional. Sin tales principios y constantes, sin esa identidad, no hay posibilidad de conformar un Modelo en el cual cada argentino que ama a su Patria se reconozca.

Estos motivos me alientan en la aspiración de obtener la coincidencia necesaria para trazar una política nacional.

La grandeza del país y la felicidad del Pueblo argentino, son dos objetivos esenciales que, a mi juicio, deben guiar nuestro pensamiento y acción.

Partiendo de esa premisa podemos empezar a construir. Sólo necesitamos unanimidad conceptual para hacer lo que la mayoría decida. Por eso, las grandes líneas de coincidencia únicamente pueden nacer del Pueblo, manifestándose en sus representantes a través de organizaciones de pacífica convivencia republicana.

Si se quiere salvaguardar la Nación que hemos recibido y seguir adelante en el proceso de preservarla y depurarla, o se usa la política de la fuerza, o bien se elabora la fuerza necesaria para respaldar una política.

Una Argentina de felicidad y de grandeza admite únicamente la segunda alternativa. Necesitamos pues, crear la fuerza requerida para sustentar una política nacional.

Es ésta la hora de su realización. Tengamos en cuenta el ejemplo que nos muestra el mundo; en el que está ganando terreno la idea de que el bienestar de los Pueblos se halla por encima de las concepciones políticas dogmáticas. Esto origina un campo de mutuo respeto, que parece nutrirse en bases de civilización, de comprensión y de tolerancia hacia las ideas de los demás.

No tengo dudas que éste es un momento crucial de nuestra Patria; o profundizamos las coincidencias para emprender la formidable empresa de clarificar y edificar una gran Nación, o continuamos paralizados en una absurda intolerancia que nos conducirá a una definitiva frustración.”

Juan Perón. Modelo Argentino para el Modelo Nacional

Siempre existió por parte de las fuerzas que compartían los principios fundamentales del peronismo el temor de ser absorbidos por el justicialismo perdiendo la posibilidad de tener una identidad propia.

En realidad el objetivo del Movimiento Nacional es la de poner en marcha la nueva democracia organizando las capacidades creativas de la comunidad, su pueblo y sus instituciones. Esta es la etapa de la toma del poder. Una vez alcanzado ese objetivo será el pueblo, y los nuevos partidos políticos junto con las Organizaciones Intermedias quienes deberán cumplir la etapa siguiente que es la consolidación de los aspectos institucionales. Una vez aislados los sectores colonialistas y sus estructuras demoliberales, es decir luego de lograr la Unidad Nacional, el justicialismo pierde su razón de ser y sus estructuras partidarias deberán mimetizarse en las nuevas identidades partidarias que surgirán en el futuro.

Es decir  que en ese momento revolucionario  deberá existir una predisposición de apertura y de recomposición de las fuerzas políticas para dar comienzo a una nueva democracia. El justicialismo tiene una responsabilidad fundacional clave, pero el destino de sus estructuras partidarias es diluirse en un nuevo entramado político una vez que la nueva democracia se ponga en marcha.


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4. Democracia directa o más directa?


El término de democracia directa se utiliza muchas veces para definir las nuevas formas de participación ciudadana fomentada por el peronismo. Sin embargo es importante profundizar este concepto porque también se utiliza como idea de suplantación de los Partidos como formas de representación política.


La Comunidad Organizada no es una democracia directa en los términos clásicos de su acepción. Es su nueva filosofía de acción política lo que le concede las características de una democracia más directa que incluye a las antiguas instituciones de la democracia liberal y las organizaciones libres del pueblo.


Todas las organizaciones políticas, están incluidas en una nueva forma de acción política que Perón denominó filosofía de conducción. Es decir todos deben aceptar que las identidades políticas están en permanente dinámica, en un “proceso ideológico” donde no hay moldes preelaborados para la creatividad comunitaria. Sin embargo estos mecanismos autodeterminantes deben promover una nueva partidocracia, ya que el voto popular sigue siendo la clave de la representación ciudadana y la conformación del Estado y designación del gobierno. Simplemente lo que el peronismo y la democracia integrada quiere dejar atrás es la partidocracia liberal que se arroga el privilegio de la creación política dejando al pueblo y sus instituciones en un plano de espectadores lejanos, provocando de esa manera la clave para la colonización, que es la infantilización ciudadana e institucional de la República.


La filosofía de la conducción es lo que brinda la característica de directa a las nuevas democracias. Pueblo, gobierno, Partidos Políticos y organizaciones intermedias unidas conceptualmente van construyendo una nueva Nación y es esa construcción misma la nueva identidad ideológica en permanente evolución.

5. La grieta y el concepto de enemigo

El enfrentamiento entre estas dos formas de democracia define el momento revolucionario que vivimos. Es revolucionario porque no hay forma de conciliación posible en esta discusión. Si ponemos en marcha una nueva democracia integrada, social y popular seremos libres, si por el contrario seguimos manteniendo una forma de representación demoliberal seremos una colonia.

En ese sentido la famosa grieta es una consecuencia lógica de una etapa de la revolución peronista que es la etapa de la toma del poder. El sentido último del Movimiento nacional es poner en marcha esta nueva democracia liberadora. El aislamiento de la propuesta demoliberal es lo que debería ordenar la construcción política del Movimiento. Debería identificarse como parte del Movimiento Nacional quien mas allá de su postura ideológica y doctrinaria este de acuerdo con esta premisa fundamental de impugnar las formas representativas del demoliberalismo.

La contradicción principal (diría Mao) es entre formas de participación ciudadana o como diría Juan Perón entre filosofías de la acción política. Asumir este objetivo como el fundamental permitirá resignificar la importancia y sentido de todos los objetivos políticos coyunturales, fundamentalmente nuestro posicionamiento ante los procesos electorales.

Dirigentes políticos del oficialismo y la oposición asisten a una reunión convocada por Perón en la casa Rosada el 13 de noviembre de 1973

El Movimiento debe luchar para acceder al gobierno y utilizar todas las herramientas que el Estado provee para consolidar la lucha fundamental que es la puesta en marcha de una nueva democracia. Digamoslo con claridad: el objetivo final de la lucha no es ganar las elecciones sino construir una nueva Argentina. Mientras esto no esté claro navegaremos en una difusa propuesta de ser un gobierno nacional y popular dentro de la legalidad y formalidad demoliberal que impedirá nuestro crecimiento y consolidación definitiva.

Existe hoy una peligrosa anomia militante que provoca el hecho que una vez logrado el acceso al gobierno, la acción política se reduce a sostener las políticas del Estado y prepararse para la próxima contienda electoral. Una acción suicida que tiende a la sectorización y la paralización del proceso de unidad. Si en cambio entendemos la lucha como el desplazamiento de las instituciones liberales el esfuerzo sería una acción permanente donde se sumarían la responsabilidad de ser gobierno y la multiplicación de la acción de prédica con el aporte del poder del Estado.

Las fuerzas que  se enfrentan poseen prédicas distintas. La de las fuerzas de la dependencia por un lado en una actitud de defensa de los intereses del capitalismo financiero unido a la oligarquía nativa, despliega una acción destructiva motorizada por la incomprensión ante lo nuevo que se expresa con el cruel odio gorila.

Las fuerzas del movimiento de liberación por otro lado deben llevar un mensaje de esperanza y anunciar lo revolucionario. No basta hoy por ejemplo, en denunciar la perversión macrista, sino que debemos además predicar sobre la nueva democracia que deseamos, sobre las futuras formas de participación social y nuestra esperanza sobre la  participación popular como base de sustento de un Estado renovado al servicio del pueblo.

No hacemos política contra nuestros enemigos. Hacemos política construyendo una nueva Argentina. La grieta es provocada por los enemigos de la patria y del pueblo que quieren detener nuestra lucha y nuestra esperanza.

6. Conclusiones


Debemos recuperar el sentido de la Unidad Nacional contra el enemigo común que hoy no es el fraude electoral, ni una dictadura, ni una democracia proscriptiva. Hoy ese enemigo se entremezcla con una pátina de legalidad democrática que oculta su verdadero interés colonialista: la de fomentar un ciudadano individualista y meritocrático, impidiendo el proceso de solidaridades sociales crecientes necesario para la liberación.


Profundizemos el camino de unidad logrado en la resistencia al neoliberalismo identificando y aislando a los resortes que promueven una democracia colonial. Mantengamos una diversidad doctrinaria e ideológica pero en un sendero común como es la construcción de una nueva Democracia Integrada.


Alejémonos de la concepción de que la política es primero ideología y luego acción. En realidad en las nuevas democracias populares será al revés. La política será acción y de ese acto se derivarán las nuevas identidades ideológicas. Si asumimos que los pueblos tienen las virtudes en sí, lo político se reduce simplemente a la organización y desarrollo de esa fortaleza ética para transformarla en acción y poder..


Promovamos la importancia de las Organizaciones Libres del Pueblo como nuevos protagonistas políticos. Los Consejos pueden resultar para el neoliberalismo organismos de acción colateral que se pone al servicio de un poder conformado desde la disputa electoral. Pero si pensamos las nuevas democracias como el ordenamiento de las potencias ciudadanas, los Consejos deben ser junto con los Partidos Políticos el Gobierno y Estado, el eje central del poder. De esa concepción se desprende el sentido de la nueva institucionalidad peronista propuesta en el Modelo Argentino donde el poder se ordena desde la creatividad ciudadana centralizada.


Ofrezcamos a la Comunidad Argentina nuestras tres banderas históricas de justicia social, independencia económica y soberanía política como base conceptual de un acuerdo estratégico de liberación de la patria. Así como la institucionalidad liberal se ordena desde un caudillismo personalista o de adscripción a una ideología determinada definida por los iluminados, las democracias autodeterminantes solo funcionarán si existe una unidad conceptual que ponga a todo el mundo a patear para el mismo lado. Este es el aporte del peronismo a su pueblo: una doctrina que permite ordenar el proceso creativo común y lo mantiene siempre en un cauce nacional y anticolonialista.


Impugnemos la institucionalidad de la democracia liberal. El peronismo ha logrado cumplir la etapa doctrinaria y ha traspasado al pueblo las tres banderas fundamentales de la revolución. El pueblo trabajador ha transformado esos valores en una cultura subyacente. Sin embargo de nada sirven si no se proyectan en una orgánica que vaya generando la nueva institucionalidad y por ende el poder permanente. Por eso el lanzamiento de los consejos socioeconómicos es una perfecta oportunidad para poder llevar a delante una acción de prédica sobre la necesidad de construir las nuevas formas participativas.


Lo importante es avanzar en ese sentido con una acción militante y acompañar a esa marea de resistencia que comenzó a gestarse en respuesta a los delirios macristas y que sigue su camino de integración hoy con el apoyo del voto popular y con el Estado a su favor.


Construyamos juntos una nueva democracia integrada, social, popular y participativa!

Patria Sí! Colonia No!

Documentos
Honremos a Juan Perón I
Discurso de Juan Perón del 2 de agosto de 1973 en la residencia presidencial de Olivos ante Gobernadores de Provincias.

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